10 herramientas de cuidado nutricional en la mujer

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¿Quieres tener un cuidado mejor en lo que a la alimentación se refiere? ¿No te sientes últimamente sana o desearías sentirte más vital, en mejor forma tal vez? En este artículo hablaremos de las diez herramientas de cuidado nutricional en la mujer. No hay un cuidado relacionado en la salud más importante que otro, ya que todos tienen su función y su grado de trascendencia. Aunque sin duda, uno sobre los que más foco hemos de poner es en el cuidado nutricional. Somos lo que comemos, o así reza el famoso dicho. Es una regla que, por lo general, se aplica bien. Seguramente, nosotros tenemos a «ese» conocido que come siempre cualquier cosa y se mantiene delgado. O conozcamos casos de gente que cuida la alimentación y está menos sana que otra que no sigue esos pasos. Teniendo un porcentaje alto de importancia, entran en juego otros factores a considerar.

Es muy importante tener atención y adquirir unos buenos hábitos alimenticios. Esto no nos garantiza una salud de hierro o vivir eternamente, ya que hemos de considerar también otras circunstancias y factores. Lo que si podemos asegurar es que nos mejora la salud y nos da más posibilidades de tener una mayor calidad de vida. Por lo tanto, hemos considerado imprescindible dedicar este texto a las diez herramientas que podemos utilizar para esta importante labor. Es probable que hayamos oído muchas teorías y métodos, incluso que varios resulten contradictorios entre sí.  ¿Cuál elegir o cómo saber si es un buen método? La respuesta es sencilla, partiendo de la base de que los milagros no existen. A la conclusión de este artículo sabrás identificar unos de otros y tomar una decisión con conocimiento de causa.  También es beneficioso saber algunos consejos indispensables para empezar una dieta y la estructura de la pirámide alimentaria.

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El cuidado nutricional

A continuación, pasaremos a detallar las diez herramientas que tenemos a nuestra disposición para el cuidado nutricional en la mujer. También puedes aplicar estas herramientas si eres hombre, ya que no hay diferencias. Si buscamos un rendimiento físico específico, ahí habría que entrar a valorar ciertos detalles, pero no en una dieta sana y equilibrada.

– Beber agua. Este es el primer consejo, ya que es el más importante; el agua significa vida. Beber dos litros de agua diarios mejorará y limpiará nuestro organismo. Esta cantidad puede variar en función de tus hábitos, ya que si haces mucho deporte es probable que necesites un litro más. No es recomendable pasar de esa cantidad, ya que podríamos hacer trabajar demasiado a nuestro cuerpo.

– Cero estrés. Una tarea tan importante como la de llevar una nutrición adecuada no puede estar condicionada por el estrés o por la presión. Los cambios drásticos, aún teniendo un efecto a corto plazo, no suelen ser efectivos. Debemos llevar una alimentación sana y equilibrada que se adapte a nosotros y que no nos produzca ansiedad.

– Aceptarse a uno mismo. Para poder subir, hemos de saber dónde está el suelo. Si no identificamos nuestra posición, no sabremos realmente en la dirección que nos movemos. Por ello es clave aceptarse tal y cómo somos, sin complejos. Una vez dado este paso, podemos mejorar en lo que creamos que debemos. Esto puede referirse a peso, estado de salud, etc.

– Salud mental. Seguramente no seamos conscientes, pero nuestros hábitos alimenticios pueden verse afectados por nuestro estado de ánimo. La ansiedad puede provocar que comamos más y peor o la depresión todo lo contrario, por ejemplo. Los efectos y la manera en la que afecta en la nutrición dependen de cada persona. Por mucho que intentemos y nos forcemos a comer sano, nuestra mente nos seguirá pidiendo otra cosa, lo que creará más desesperación e inestabilidad. Lo prioritario es trabajar sobre la causa y no sobre la consecuencia.

Más herramientas

– Darse un capricho. Los extremos siempre suelen ser malos y en la nutrición también puede aplicarse esta teoría. Hay personas que ven la comida simplemente como una fuente de alimentación. Sin embargo, otras personas disfrutan comiendo y saboreando. ¿Por qué privarnos de este placer? Si llevamos una dieta sana y equilibrada, no hay nada de malo por comer ese «alimento prohibido» de vez en cuando. No hemos de sentirnos culpables.

– Llevar un control. Una vez al mes, por ejemplo, es sano pesarse y más de vez en cuando hacer análisis. Es una manera de saber si nos hemos descuidado en nuestra alimentación y si hace falta una pequeña corrección.

– El deporte. No es una herramienta directa que nos proporciona una mejor nutrición, pero sí que tiene su papel dentro de ella. Nos permitirá compensar algunos excesos, en el caso de que tengamos. Esto no quiere decir que tengamos «barra libre». También nos sentiremos más activos y con una mejor actitud.

– La motivación. Es el factor que nos va a empujar en nuestros momentos más complicados para no rendirnos. Hemos de mentalizarnos para conseguir nuestro objetivo de una manera positiva. Pensamientos que nos aporten y nos hagan sentir más animados y cómodos. Sin presión ni plazo de tiempo alguno.

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Mentalidad

No sentirnos culpables. Si no cumplimos nuestros objetivos, no avanzamos lo que queríamos o caemos en la tentación simplemente hemos de aceptarlo. Luchar para que eso no pase y mentalizarnos para ello. Pero nunca ser demasiado duro con nosotros mismos.

Ser felices. Esta debe ser nuestra prioridad y una buena nutrición no debe ser nuestro objetivo principal sobre el que centrarnos. La vida es para disfrutar y está bien que queramos sentirnos más sanos mediante una buena nutrición. No es óbice para que esto nos impida disfrutar de nuestra vida, es algo que no debería ser negociable.

Consejos

Hemos de tener claro el concepto y el significado de dieta. Nunca, en ningún caso, dieta significa pasar hambre. Aunque nuestra intención sea la de perder peso, no es aconsejable ni sano tener ganas de comer y no saciarnos. Tampoco lo es la acción contraria, llenarnos hasta sentirnos muy pesados. Una dieta hace referencia a nuestros hábitos, por eso ha de ser equilibrada y sana. Un error que suele ser común es comer pocas veces y mucha cantidad. El secreto y la clave para estar más sanos y no pasar hambre en el intento es reducir las cantidades y aumentar las comidas. Lo ideal es comer cinco veces diarias, siendo el desayuno, almuerzo y cena las «principales». La primera y la principal es el desayuno, en la que debemos proporcionarnos energía para empezar el día. Entre esta comida y el almuerzo se suele ingerir un tentempié. En la merienda ya se va reduciendo la cantidad, ya que antes de acabar el día nos toca cenar. Esta última comida ha de ser ligera, si vamos a dormir al de un rato.

Otro consejo del que valerse es el no ponernos en situaciones que sabemos van a ser cuanto menos delicadas para nosotros. Un ejemplo es cuando estamos a dieta. No pasa nada porque una vez a la semana vayamos a comer/cenar a un restaurante y pidamos un plato que nos gusta. Sería poco lógico y puede que algo frustrante pedir sólo una ensalada o algo por el estilo. Si esta ocasión se da de una manera más regular o no queremos saltarnos la dieta ni una vez, evitar esta escena. Es un error ponernos en situaciones que sabemos que vamos a sentirnos mal, por lo que es mejor evitarlas. Para ello es beneficioso saber cómo perder peso saludablemente.

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