Enfermedad de Crohn – Causas, síntomas y tratamiento
Últimamente las enfermedades relacionadas con el aparato digestivo están en auge. Es raro que exista alguien que no conozca a alguna persona que padezca una enfermedad de este tipo. Ya se trate de una alergia alimentaria, una intolerancia a algo, celiaquía, colon irritable, úlceras… Las enfermedades son muchas y muy variadas.
Hoy hablaremos de la enfermedad de Crohn que se caracteriza por causar una grave inflamación en alguna parte del tracto digestivo. Aunque esta inflamación puede producirse en cualquier parte, empezando en la boca y terminando en el ano, lo más normal es que se dé en el intestino, concretamente en el íleon si hablamos del intestino delgado o en el colon y recto si nos referimos al intestino grueso.
Se trata de una enfermedad crónica que puede durar para siempre o puede darse en un mismo paciente por temporadas. Es probable que se dé por épocas, y si la sufres, notarás que durante unas temporadas estás peor que en otras. Hay casos en los que los síntomas no se presentan durante mucho tiempo, incluso años.
Pero no hay nada, ningún indicador, que nos diga qué tipo de enfermedad tenemos, si va a ser constante, si va a haber periodos en los que desaparezca o si solo nos va a dar durante una época y nunca más nos va a volver a molestar. Depende de la persona y no hay nada que nos ayude a saber cómo va a evolucionar la enfermedad en nosotros.
Causas de la enfermedad de Crohn.
En cuanto a las causas, tenemos un grave problema, porque aunque hay muchos estudios que se centran en esta enfermedad, todavía ninguno ha dado una respuesta exacta. No se sabe qué es lo que lleva a una persona a sufrir la enfermedad de Crohn. Se ha dicho que puede ser por culpa de una determinada bacteria que tenemos en nuestro sistema digestivo o incluso por un fallo en el sistema inmunitario, que hace que tengamos la tendencia a desarrollar esta enfermedad. Lo que sí se sabe con certeza es que no es contagiosa. En cuanto a si es hereditaria o no, se ha demostrado que hay una leve posibilidad de que si tus antepasados la han sufrido, se desarrolle en ti también, pero no es una condición exacta y, dado que no se saben las causas, puede que se desarrolle en ti, o puede que no, siendo esta última la norma general. Se ha hecho un cálculo y se dice que el veinte por ciento de las personas que tienen la enfermedad de Crohn tienen algún pariente directo que también la sufre. Pero como vemos es una relación muy pequeña y dado que son millones y millones de personas las que sufren esta enfermedad, bien podría ser algo nacido de la casualidad.
Se da tanto en hombre como en mujeres, en una proporción más o menos idéntica, así que no se presenta con más facilidad en un sexo que en otro. Y el rango de edad de las personas afectadas por esta enfermedad se sitúa entre los dieciséis y los cuarenta años, por lo que vemos una media de edad bastante joven. Se dice también que esta enfermedad afecta con más frecuencia a las personas que viven en una zona septentrional.
Síntomas de la enfermedad.
Ahora hablemos de los síntomas. Como he dicho al principio, esta enfermedad puede afectar a diferentes partes del tracto digestivo. Por eso los síntomas varían mucho de una persona a otra, dependiendo de la zona donde se esté desarrollando la enfermedad.
Pero lo normal es que se tenga diarrea continua, vómitos, cólicos con mucho dolor abdominal, dolor intestinal, pérdida de peso progresiva pero en la que se pierden muchos kilos… todo ello acompañado a veces de malestar, sitofobia (miedo a comer porque se sabe que la comida sienta mal), fiebre no muy alta, quizás dolor en las articulaciones y mucho cansancio provocado por la débil ingesta de los nutrientes de los alimentos que consumimos.
A veces, si las diarreas son muy fuertes, puede llevar a que se produzcan lesiones en el recto o el ano, lo que puede producir sangrado cuando se va al baño. Así, se pueden producir fisuras, ya sean anales o perianales (alrededor del ano) e incluso abscesos perianales, que se producen por la acumulación de pus en esa zona y que puede dar lugar también al sangrado a la hora de defecar, mucho dolor en la zona anal y fiebres altas. Hay síntomas que son todavía más serios y más graves, como puede ser la obstrucción intestinal, infección de partes del cuerpo que quedan cerca del intestino —esto se produce cuando hay una úlcera en el intestino y los deshechos lo atraviesan, infectando otras partes del cuerpo, como puede ser la vejiga o la vagina— o megacolon tóxico, que produce distensión abdominal, fiebres muy altas y puede dar lugar a una perforación, que sería el primer paso antes de tener una colitis ulcerosa.
Como vemos, los síntomas son muy variados y se presentan en mayor o menor grado dependiendo de la persona. También dependerá del tiempo que llevemos sufriendo la enfermedad y no la hayamos tratado. Así, cuanto más tiempo pase, más probabilidades hay de que los síntomas sean más nocivos.
Métodos para identificar la enfermedad.
Por eso, es importante hacerse pruebas para ver si estamos padeciendo esta enfermedad y así ponerle remedio cuanto antes para que podamos seguir haciendo una vida normal.
Si sospechas que algo va mal, tienes mucha diarrea, vómitos y dolor abdominal en plazos que superan los meses (vamos, que sepas que no haya sido algo puntual como podría ser una gastroenteritis), lo primero que tendrás que hacer es acudir a tu médico de cabecera. Este te hará un examen físico, en el que estudiará el estado de distensión de tu abdomen, los ruidos que hace, así como los sonidos de tu corazón y comprobará si otros órganos, como el bazo o el hígado, tienen el tamaño que deberían tener.
Lo más probable es que, después de esto, tu médico te mande a hacerte una analítica completa en la que incluirá cosas como el análisis para saber si padeces la enfermedad celíaca. En esa analítica también se contemplará cómo están tus niveles generales y si la posible enfermedad que padezcan está afectándolos de manera negativa (es muy probable que si padeces una celiaquía, tengas a su vez anemia, pues los celiacos no asimilan bien el hierro de los alimentos). Puede ser que también te manden un análisis de las heces, para comprobar si hay sangre oculta en ellas.
Una vez que te hagan la analítica, descartarán posibles enfermedades infecciosas y demás. Si concluyen que todavía no se sabe lo que te pasa, es hora de ir al médico especialista en el aparato digestivo. Después de que este vea y estudie las analíticas de sangre que te habrás hecho con anterioridad de ir a su consulta, decidirá el siguiente paso. Probablemente te mande hacerte una endoscopia. Esta se hará en un quirófano, así que te darán cita para otro día y tú puedas ir preparado. Te dirán que no puedes comer unas horas antes y tampoco beber ningún líquido. Te lo pueden hacer con anestesia general o sin ella. Si es con anestesia general, el procedimiento es sencillo: te pondrán una vía, te colocarán una cápsula en la boca para que la muerdas y cuando estés dormido, te meterán un tubo por la boca con el que harán la exploración. En el final de ese tubo habrá una cámara, mediante la cual el experto en el aparato digestivo verá todo lo que tiene que ver. Es posible también que coja unas muestras de esa parte de tu aparato para hacer posteriormente una biopsia, en caso de que vean algo raro. Si tu medico considera que no es necesario ponerte anestesia general, te pondrán un vía mediante la cual te suministrarán un fármaco relajante, para que relajes todos tus músculos, sobre todo los que están alrededor de la faringe y así el tubo pueda pasar sin problema. El resto del procedimiento es igual: morderán un trozo de plástico por el que pasará el tubo y el médico hará el resto. Muchos pacientes que se han sometido a este segundo procedimiento dicen no recordar demasiado del mismo, pues los fármacos relajantes son bastante fuertes. Después de eso, te recuperarás en una camilla hasta que puedas levantarte y caminar por ti mismo. Es probable que en ese mismo momento, el médico te cuente cuál es el diagnóstico, aunque si vas con familiares, lo normal es que se lo comuniquen a ellos, ya que tú todavía tendrás una sensación de aturdimiento en la cabeza.
Esto debería bastar para detectar la enfermedad, aunque no se puede descartar el hacer una colonoscopia. Pero eso se da en el menor de los casos.
Una vez que tienes la enfermedad diagnosticada, ¿qué debes hacer? ¿qué tratamientos debes seguir?
Tratamiento de la enfermedad de Crohn.
Hay que saber que no existe una cura para la enfermedad de Crohn. Esta es una enfermedad crónica, que no se llega a eliminar del todo, pero que, mediante el uso de fármacos, se puede reducir los síntomas de manera notable. Es importante pillarla a tiempo para que los efectos de los medicamentos sean los máximos posibles. Lo más normal es que a un paciente que sufre esta enfermedad se le receten corticoesteroides, así como medicamentos antiinflamatorios para evitar la hinchazón del abdomen y del intestino.
Es posible también que te receten antibióticos que afecten directamente al sistema inmunitario, pero esto será algo que tenga que valorar el médico, ya que no en todos los casos se receta. Sobre todo se aconseja a las personas que tienen una enfermedad anal para evitar posibles infecciones.
Es cierto que existe la opción de la cirugía para tratar esta enfermedad, que consiste básicamente en extirpar la parte del intestino que está dañada. Hay que recordar que los intestinos tienen muchísima longitud y que es posible “recortarlos” en cierta medida sin que estos pierdan sus funciones y su eficacia. Pero la verdad es que la cirugía se suele realizar normalmente en las personas en las que la enfermedad está dejando graves secuelas, como la obstrucción intestinal o las perforaciones de intestino que pueden dar lugar a infecciones por toda la parte media del cuerpo. El problema es que a lo largo del tiempo, el setenta y cinco por ciento de los pacientes acaban por necesitar esta cirugía porque la enfermedad se complica. Si la cirugía se ha llevado a cabo con éxito, lo más probable es que el paciente no necesite tomar medicación durante bastantes años o, en algunos casos, para siempre. La operación es relativamente sencilla y da resultados muy buenos, no necesitando normalmente más operaciones que la primera y aliviando los síntomas desde el primer momento.
Si no se opta por la operación, siguiendo una dieta que te aconsejará el médico especialista y tomando religiosamente las dosis de medicamento recetado, cualquier persona que padezca la enfermedad de Crohn puede hacer una vida normal.