Cómo mostrar empatía
Las relaciones sociales son necesidades que todos tenemos en nuestro día a día. Pertenecer a grupos sociales (familiares, de amistad, laborales…) es fundamental para garantizar nuestro bienestar. No obstante, las relaciones sociales deben cuidarse, pues si no se cuidan, pueden llegar a morirse. Además de ello, se deben cuidar de manera positiva para que no lleguen a desgastarse y se convierta en relaciones negativas. Estas relaciones negativas no hacen más que añadir problemas y estados negativos a nuestra vida. La empatía ayuda a ello.
Las habilidades sociales son fundamentales para saber relacionarnos, y para que nuestras relaciones sean fructíferas. La empatía es una de estas habilidades. Una relación de cualquier índole (ya sea amorosa, amistosa o simplemente ocasional) en la que exista la empatía será mucho más sana y beneficiosa que otra en la que no exista. Por tanto, la empatía es una habilidad social que necesitaremos desarrollar para garantizar nuestro éxito en el ámbito social.
¿Qué es la empatía?
La empatía es la habilidad de ponernos en el lugar de otra persona y conectar emocionalmente con ella. Cuando entendemos sus emociones y somos capaces de sentirlas nosotros también, estaremos siendo personas empáticas.
A todos nos gusta ser comprendidos. Si contamos un problema a nuestros amigos y expresamos lo que ese problema nos hace sentir, queremos que los otros lo entiendan. Si, frente a nosotros, tenemos un amigo que no lo entiende, podremos sentirnos heridos e incomprendidos. Por tanto, la empatía es un poder que puede sumar confianza a una relación, o por el contrario, restarla.
Las personas que tienen empatía manejan muy bien su inteligencia emocional y tienen más éxito socialmente. Además, consiguen su propio bienestar emocional, pues un paso previo para identificar y compartir las emociones del otro, es identificar las propias emociones.
¿Qué características se necesitan para ser una persona empática?
Aquí van algunas características necesarias para desarrollar empatía:
Escuchar
La primera característica para conectar y entender a una persona es escuchar. Esta habilidad parece muy sencilla, pero en verdad es muy complicada de llevar a cabo. Durante nuestro día a día no solemos escuchar a los demás. Solemos oír lo que nos dice. Nuestras orejas hacen su función de oídas, pero poca información llega a procesarse en nuestro cerebro. Esto se debe a que tenemos tantas ganas de expresarnos y hablar, que estamos esperando a que la otra persona termine su idea para decir nosotros la nuestra. Mientras la dice, no pensamos en lo que está diciendo, sino en lo que diremos nosotros. No ponemos esfuerzos en captar su mensaje.
Para escuchar mejor, deberemos relajarnos. No pensar tanto en lo que queremos decir, sino abrir la mente y escuchar. Si, por cualquier circunstancia, nos despistamos, es mejor volver a preguntar. Cualquier información sobre el estado emocional de la otra persona nos dará pie para mostrar empatía. Por tanto, tenemos que estar muy pendiente de los signos emocionales.
Demuestra que tú también confías en esa persona
Para ser una persona empática no solo necesitas comprender sus emociones, sino también compartir las tuyas. Ante un problema que esté contando, puedes contar cualquier situación personal en la que te sentiste de manera parecida. Esto puede darte pie a contarle cómo gestionaste ese sentimiento, lo que puede serle útil a la otra persona. Pero cuidado: ten en cuenta que estamos hablando de sus problemas, no de los tuyos. Vuelve a ellos.
Esto puede ser muy importante con personas que sufren algún tipo de trastorno emocional, como depresión o ansiedad. Sentirse comprendidos les puede ayudar a salir de la depresión o mejorar su ansiedad.
Mantén contacto con la persona
Puedes mantener contacto de diferentes maneras:
- Mediante la mirada: Mírale cuando te habla. Intenta que otras cosas no desvíen tu atención. Ten el teléfono móvil guardado, no lo cojas a la primera de cambio. No estés pendiente de nada más. Aparta la mirada durante unos segundos, para no intimidar, y vuelve a fijarla en los ojos de la otra persona.
- Conexión gestual: Mientras la otra persona esté hablando, haz que la entiendes mediante gestos. De esta forma, la persona se sentirá escuchada, comprendida y valorada, y no tendrás que estar cortándola frecuentemente para hablar. Por ejemplo, asiente con la cabeza, sonríe cuando ella lo haga… También es importante nuestra postura, pues dice mucho de nuestro interés acerca de la situación en la que nos encontramos. No te dejes caer sobre la silla, tampoco estés muy rígido. Busca un punto intermedio en el que estés cómodo y deja que la conversación fluya.
- Contacto físico: A todos nos gusta una caricia, un toque físico en el brazo, o incluso un abrazo en el momento adecuado. Practícalo con responsabilidad y cabeza. Realízalo en el momento oportuno, pero no lo realices mucho. Como dice el refrán, “lo bueno gusta, lo mucho cansa”.
No juzgues
Todos tenemos prejuicios y diferentes formas de pensar. Esto puede entorpecer una conversación, sobre todo si no se sabe llevar de manera adecuada. Si tu amigo saca un tema espinoso, concéntrate en sus emociones y no en el tema en si. Solo así podrás demostrarle que entiendes su manera de sentirse.
Juzgar puede crear desconfianza y discusión. Esto puede terminar con la relación. No lo permitas.
Ofrécele tu ayuda
Haz que tenga la certeza de que le puedes ayudar, en el tema en cuestión y en cualquier otro tema. Plantéale soluciones y dile en qué medida puedes prestarle tu ayuda. Con ello, la otra persona se sentirá importante. Esto puede convertirse en una vía de escape para sus problemas. Además, la persona se sentirá apoyada, y ya sabemos que los problemas se llevan mejor si existe apoyo social.
Cuidado con ofrecerle consejos. Muchas veces, puedes malentenderse. No se trata de decirle lo que debe o no debe de hacer. Se trata de ofrecerle su ayuda a partir de sus particularidades.
Poniendo en práctica estas características, podrás desarrollar tu empatía. Ten en cuenta que las primeras veces que las lleves a cabo puede no salirte como tu esperabas. No pasa nada. Poco a poco, a medida que vayas desarrollándolas, verás cómo lo llevas mejor.
A modo de conclusión
La empatía es una habilidad social muy necesaria para desarrollar relaciones sociales y hacer que estas relaciones duren. Fomenta la confianza y el bienestar personal. Se trata de ponerse en el lugar emocional de la otra persona, conectar con sus emociones y entender cómo se siente. La persona que recibe esa empatía valora mucho la comprensión que se demuestra, pues se siente apoyada y, sobre todo, comprendida.
Existen una serie de características para desarrollar una buena empatía. Algunas de ellas son mantener una buena escucha, en la que lleguemos a escuchar realmente como se siente la persona. Mantener una conexión gestual, en la que nuestros gestos le hagan entender que estamos comprendiéndola. Realizar contacto físico en diferentes momentos y adecuado a la situación puede ser también muy beneficioso. Prestarle nuestra ayuda en la medida de lo posible para que se sienta mejor aporta la diferencia. En vez de jugzar, necesitaremos centrarnos en las emociones que está sintiendo. Solo así podremos entenderla sin causar diferencias sociales, discusiones e incluso pérdidas de relación.
Llevando a cabo todas las características que en este artículo se desarrollan, podremos mejorar nuestras relaciones sociales e incluso subir la probabilidad de realizar nuevas relaciones. Aunque en un primer momento no consigamos realizar todos los puntos de manera efectiva, el entrenamiento podrá hacer que marquemos la diferencia. Llevarlo a cabo merece la pena.