Humildad – Cómo ser una persona humilde
La humildad es una característica que forma parte de nuestra personalidad. Se engloba dentro de las características llamadas habilidades sociales, aunque puede considerarse como un modo de vida. Ser humilde es un rasgo que muchas personas tienen, y que siempre tiene éxito en la sociedad.
Por ello, existen algunas pautas para que consigas practicar tu humildad para convertirte en una persona más humilde. En este artículo te contamos algunas de ellas. Por ello, si has llegado hasta aquí en busca de esta información, te recomendamos que te quedes y que sigas leyendo. Seguro que, cuando termines de leer este artículo, sabes que puedes hacer para ser una persona más humilde.
¿Que es la humildad?
Llamamos humildad a una característica o virtud moral presente en el ser humano que consiste en reconocer sus habilidades, capacidades y cualidades, y usarlas en beneficio de las personas. Una persona humilde sabe que todos somos iguales, y no antepone su persona por encima de ninguna otra, por muchos bienes, riqueza o características que tenga.
Ser una persona humilde está muy bien valorado por la sociedad, ya que repercute significativamente y de manera positiva en los otros. Es una característica moral contraria a la soberbia y arrogancia. La humildad es incompatible con la toxicidad. Por ello, no encontraremos humildad en las personas tóxicas.
Ser humilde engloba también vivir y comportarse de manera sencilla, por mucho poder adquisitivo que tengamos. Ser sinceros, pero sin herir a los demás. Ciertamente, ser humilde no es fácil, sobre todo si no estamos acostumbrados a ello. Pero también es cierto que es una característica que se puede entrenar.
En Salud Respuestas creemos que es posible otro mundo más bueno y humilde, y comprendemos que esto se consigue mediante la sociedad. Por ello, aquí te ofrecemos una lista de características o pautas que puedes realizar para convertirte en una persona más humilde. Esta humildad recaerá en la sociedad, quien al mismo tiempo, te devolverá tus buenas prácticas. ¡Pruébalas!
Cómo ser una persona humilde
La humildad se demuestra cuando estamos en contacto con los demás. Por ello, estas pautas o características se basan en el momento de crear relaciones, conversar o realizar buenos actos hacia los demás. Ponlos en práctica para notar sus efectos. ¡Merece la pena!
Conoce a las personas
La humildad no se mide por un patrón estándar que puedas usar ante cualquier persona y/o situación. Más allá de eso, la humildad es una característica de relación social que debe ceñirse a las características de cada persona. Por ello, es importante que conozcas a la persona antes de desplegar tus actos de humildad. Debes conocer un poco sobre su vida, sus problemas y su funcionamiento para tratar de ser humilde en función de su historia personal. Solo así podrás saber que puedes hacer por ella y que puede ella hacer por ti.
Todos tenemos algo bueno que mostrar y enseñar
Recuerda esta idea. Ser humilde significa saber que todos tenemos unas virtudes, de las que nosotros podemos aprender. Por ello, necesitarás centrarte en ellas para ser una persona humilde. También tenemos errores, no obstante las virtudes deben prevalecer por encima de estos errores.
Una persona humilde sabe que virtudes tiene cada uno y las tiene en cuenta. Además, se las recuerda siempre que tiene oportunidad, y le hace saber que todos deberían aprender de ellas. Recordarle a cada persona sus virtudes puede tener un efecto muy poderoso en su psicología; sube la autoestima, ayuda a tener mejor autoconcepto y la persona que lo dice sube puestos en la escala de humildad.
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Conoce tus propios errores, y discúlpate por ellos
Igual de importante es conocer las virtudes de los demás, como ser consciente de los errores de ti mismo. Todos tenemos errores, que de vez en cuando, afloran aunque no sea nuestra intención. Y entonces pueden provocar situaciones comprometidas.
Conocer nuestros propios errores y pedir disculpas por ellos aumenta nuestro valor de responsabilidad hacia los demás. Es un acto que nos honra, en el que no debe influir nuestro orgullo. Y además, es contagioso; saber reconocer nuestros errores ante los demás ayuda a transmitir la idea de que no es malo equivocarse, siempre y cuando uno se de cuenta, pida perdón e intente rectificar para la próxima ocasión. Ante esto, seguro que cada vez más gente realiza este acto de pedir perdón, por lo que la sociedad se volverá, poco a poco, un poco más humilde.
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Pide ayuda cuando la necesites, y ayuda cuando lo necesiten
No solo aceptar nuestros errores es una característica de humildad; pedir ayuda cuando la necesitemos, también lo es. Todos, en algún momento, hemos necesitado pedir ayuda. Es un acto que debería estar normalizado, pues existen ocasiones en que no podemos sobrellevar según que situaciones, o no tenemos los conocimientos necesarios para ello. Pedir ayuda a alguien tiene una doble función. Por una parte, demuestra que no somos perfectos y que lo sabemos. Por otra parte, demuestra que sabemos los puntos fuertes de la persona a la que le hemos pedido ayuda. Esta doble función, en realidad, supone una doble característica de humildad; aceptar las limitaciones propias y elogiar las virtudes de la otra persona.
Ayudar a los demás también es una virtud de humildad. Para ayudar de la mejor forma posible, deberemos conocer a la persona que se beneficiará de ello. Por ello, es tan importante la primera característica que hemos descrito en este artículo. La ayuda debe darse en las situaciones donde mejor encaje o más se necesite.
Haz favores
Demuestra a la gente que tienes a tu alrededor que estás disponible para realizar cuantos favores necesiten. Al mismo tiempo, pide tu también los favores que necesites. Esta característica, que va tan ligada a la anterior, supone la culminación de la ayuda y es fundamental para evitar que tus promesas se conviertan en papel mojado.
Estas 5 características te ayudarán a ser más humilde. Llevarlas a cabo puede no resultar del todo fácil, pero con la práctica pueden mejorar. Te recomendamos que las pongas en práctica siempre que puedas, para ir notando sus efectos poco a poco.
A modo de conclusión
La humildad es una característica moral muy bien valorada en la sociedad. Se trata de una virtud que demuestra que todas las personas somos iguales, a pesar de poseer algún poder de diferente índole frente a los demás. La condición de persona es lo que nos hace igualitarios. En este sentido, nadie debe estar por encima de nadie.
Por ello, la persona humilde sabe que cada persona cuenta con unas virtudes propias que pueden enseñar a los demás a ser mejor personas. Al mismo tiempo, también tenemos unos errores que nos limitan nuestros buenos haceres, y por ello sabe que podemos pedir perdón cuando afloren.
Además, ser humilde es ayudar a los demás, siempre que esté en nuestra mano. Pedir ayuda también nos vuelve personas más comprensivas y con más humildad.
Aunque ser humilde no es fácil, podemos mejorar nuestra humildad practicando estas características. La práctica continuada y constante puede dar sus frutos dentro de un tiempo. Cualquier situación social que vivamos puede ser una oportunidad para poder practicar nuestra humildad. Ya sea manteniendo una conversación con un amigo, un encuentro con un vecino o incluso una pequeña conversación con el dependiente de la tienda que sueles frecuentar.