Labioplastia – Riesgos, tratamientos, resultados y precios

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La sociedad en la que vivimos hoy en día nos hace querer desear estar perfectos. Ya no solo vale con tener un cuerpo perfecto y escultural, sin un gramo de grasa. Tampoco vale con no tener arrugas ni manchas en la cara. Tampoco sirve con no tener ni un solo pelo en cualquier parte de nuestro cuerpo que no sea la cabeza. Tampoco con tener unos pechos grandes y turgentes que no precisen de sujetador para quedarse donde tienen que estar. Esto va más allá. También necesitamos que ciertas partes íntimas de nuestro cuerpo cumplan con unos roles estéticos que antes no eran necesarios. Así, cada día surgen nuevas técnicas de cirugía estética que intentan satisfacer las necesidades de las personas que se someten a ellas.

Es el caso de la labioplastia. Para quien no haya escuchado nunca hablar sobre esta técnica, consiste básicamente, en pasar por quirófano para reducir el tamaño de los labios menores de la vulva. Así, las mujeres que quieren que estos labios se vean más pequeños y firmes, se tienen que someter a esta intervención quirúrgica.

Yo creo que ya no es solamente una cuestión estética, sino que hay muchos casos en que las mujeres se someten a esta intervención por motivos psicológicos, porque les crea una inseguridad a la hora de tener relaciones sexuales que no deberían estar ahí.

Este tamaño indeseado de los labios menores puede haberse producido por varios motivos. Primero, por una cuestión genética, que simplemente hayamos nacido con ellos así. También puede ser que se hayan deformado por haber sufrido alguna enfermedad o accidente. Es posible que después de dar a luz no quede contenta con la forma que entonces adopta su vulva. Y es posible que la edad haya hecho mella en esa parte del cuerpo y haya modificado el tamaño que antes tenían los labios de la vulva. También es posible que la paciente haya nacido con los labios asimétricos. Y también muchas mujeres quieren someterse a este tipo de intervención ya no solo por una cuestión estética o psicológica, sino que es posible que, a veces, el tener los labios de un tamaño anormal puede producir que las relaciones sexuales no sean satisfactorias.

No solamente se busca reducir el tamaño de los labios menores cuando una persona se somete a una labioplastia. Es posible que se quiera lo contrario: aumentar su tamaño para que estén más acorde con el tamaño general de la vagina o inyectar grasa en esa zona para que sea mucho más turgente.

Sea por el motivo que sea, la mujer que decida someterse a esta intervención, tendrá que tener en cuenta varias cosas que hoy explicaremos en este artículo.

Antes de someterte a una labioplastia.

Como siempre, ya que se trata de una intervención quirúrgica (aunque sea considerada como menor), es necesario acudir a un médico especializado en la materia para que nos asesore. Si no sabes por dónde empezar, acudir a tu médico de cabecera puede ser una buena opción. Él te aconsejará y te dirá a qué clínica puedes ir a preguntar o a qué sitios debes ir para asesorarte mejor sobre el tema.

Y es que no todas las intervenciones de labioplastia son iguales. Normalmente, si lo que se busca es reducir el tamaño de los labios menores, lo que se hará será extirpar la piel que resulte excesiva y que queramos quitar para después suturar la zona esperando a que cicatrice de una manera adecuada. Pero si lo que se quiere es, por ejemplo, aumentar el tamaño de los labios mayores para que estén más acorde con el resto de la vulva, se inyectará ácido hialurónico o se inyectará grasa extraída de otra parte del cuerpo de la misma paciente, lo que se conoce como lipoescultura. Si se quiere reducir el tamaño de los labios mayores o directamente el tamaño del pubis, se tendrá que hacer una especie de liposucción, que más bien es una miniliposucción, que busca succionar la poca cantidad de grasa que se localiza en esa zona y que hace que los labios mayores sean muy grandes o el pubis muy abultado.

Así que primero hay que asesorarse muy bien para ver cuál es el resultado que queremos, cuál es más recomendado para el caso en concreto y, por último, qué metodología de labioplastia será necesaria para llegar a obtener esos resultados.

Riesgos que debes tener en cuenta.

Y también hay que tener muy en cuenta que, como en todas las intervenciones quirúrgicas, existen riesgos que el paciente debe conocer antes de someterse a ellas. Aunque la labioplastia sea una intervención menor que, a priori, no tendría por qué tener ninguna contraindicación ni ningún peligro, lo cierto es que puede darse el caso de que exista alguna complicación durante el proceso que puede tener consecuencias horribles para la paciente. Aunque hay que decir que los médicos aseguran que únicamente el uno por ciento de las pacientes que se someten a estar intervención sufren algún tipo de efecto secundario no deseado.

Lo que más suele ocurrir es que se produzcan sangrados indeseados que se alargan en el tiempo. También es posible que se produzca una infección en la zona, ya sea porque algún tipo de agente externo se ha introducido en nuestro cuerpo mientras se hacía la intervención y por lo tanto el contagio haya ocurrido en el mismo quirófano, o ya sea porque después de la intervención no se han tomado las medidas necesarias para que la herida curase perfectamente y los agentes externos no se reprodujesen dentro de la misma. En algunos casos también ha sucedido que, durante la operación, se dañan los tejidos nerviosos de la zona, dejando a la mujer sin sensibilidad a la misma. Y, por último, puede ser que exista algún tipo de complicación relacionada con la anestesia. Aunque en esta intervención, la anestesia es local y solo se aplica en la zona que se va a operar, es posible que la anestesia no sea admitida como debería por la paciente. Por ello, primero hay que someterse a una serie de exámenes médicos para saber si es compatible con la anestesia y si esta se le puede aplicar sin que haya ningún efecto secundario. También por este hecho es importante hacerse esta intervención (al igual que cualquier otra) en un sitio donde haya quirófanos perfectamente equipados, con personal experto en la materia que tenga la titulación y la experiencia necesaria como para operar a un paciente y, por supuesto, un anestesista, también con titulación y experiencia, que controle la situación de nuestro cuerpo cuando se esté realizando la operación.

Antes de la operación se le realizarán unas cuantas pruebas a la paciente, tales como análisis de sangre o radiografías. Se le dirá que tiene que estar relajada antes de la intervención y que, hasta que esta llegue, puede seguir haciendo su vida normal, incluso teniendo relaciones sexuales como habitualmente. Se le irán haciendo reconocimiento cada cierto tiempo antes de que llegue la operación para controlar que todo está correctamente. A las pacientes que son fumadoras habituales, se les recomienda dejar de fumar. Esto es porque el tabaco hace que llegue menos cantidad de oxígeno a los tejidos y, después de realizarse la intervención, es necesario que llegue mucho oxígeno a la zona para que cicatrice bien, no queden marcas y el posoperatorio sea menos problemático y doloroso.

La intervención y el posoperatorio.

En cuanto a la intervención, debes ir lo más tranquila posible. Antes de salir de casa, límpiate la zona con un gel específico y evita echarte cualquier producto como cremas o colonias. También es bueno que te quites el esmalte de las uñas de las manos y de los pies, en caso de que lleves. Una vez que estés dentro del quirófano te lavarán bien la zona para desinfectarla y, después de poner la anestesia necesaria, empezará la intervención, que durará un par de horas.

Después de la intervención podrás irte a casa, pues no necesita ingreso hospitalario (a no ser que algo no haya ido bien). Es posible que sientas alguna molestia en la zona debido a la intervención. Sobre todo es normal que te moleste la ropa interior, que notes la zona hinchada o puede que incluso una cierta insensibilidad en la vulva. También es probable que te salga algún pequeño hematoma, pero es una consecuencia normal. Se te recomendará que permanezcas en absoluto reposo durante unas veinticuatro o cuarenta y ocho horas, trascurridas las cuales podrás seguir haciendo tu vida normal, evitando siempre hacer ejercicio extremo o esfuerzos muy grandes para evitar que los puntos se salten. En cuanto a estos, la verdad es que no debes preocuparte mucho, porque son puntos internos que se disolverán cuando la herida esté curada, por lo que no tendrás que ir al hospital a que te los quiten. También se recomienda no llevar ropa muy ceñida, porque podría irritar la zona, además de resultar muy molesto para la mujer, porque la zona estaría en constante contacto y podría producir mucha incomodidad. Probablemente te recetarán una crema o algún produzco para que tú misma te limpies la zona con el fin de evitar coger cualquier infección que podría complicar la situación. Y probablemente, también, te harán ir cada cierto tiempo (sobre todo al principio del posoperatorio) al centro donde te han realizado la intervención para controlar el proceso de curación y comprobar que todo va como tiene que ir.

El proceso de curación terminará en unas cuatro o cinco semanas, dependiendo de cada paciente y del ritmo que haya llevado el proceso de cicatrización, ya que no en todas las personas es el mismo. En ese momento, ya sí, la mujer podrá seguir haciendo su vida normal en todos los sentidos, pudiendo a partir de entonces, volver a tener relaciones sexuales.

Precio de la labioplastia.

El precio de esta intervención, de la labioplastia, depende de la clínica elegida para su realización. Pero lo normal es que cueste a partir de unos 1.200 euros pudiendo llegar hasta los 3.000 euros, dependiendo de diversos factores, como el tipo de labioplastia que se va a realizar (aumento o disminución de los labios menores o mayores, aumento del pubis con grasa de otra parte del cuerpo…) y todos los “extras” que incluyan. Es decir, hay que tener en cuenta si dentro del precio que nos den entran las consultas previas, las analíticas y demás pruebas (como radiografías) que se tendrán que hacer para encuadrar el estado de la paciente, los medicamentos que se pueden recetar a posteriori, las consultas de revisión una vez concluida la operación, el proceso de anestesia, si el precio es financiable o no (hay muchas clínicas que te lo financia para que puedas pagarlo más cómodamente) o incluso si dentro de ese precio va incluido el IVA o no.

Así que, antes de someterte a esta intervención o a cualquier otra, infórmate lo mejor posible, teniendo siempre en cuenta que tu salud es lo más importante.

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