Cómo encontrar la pareja perfecta
Una de las ilusiones más grandes de cualquier ser humano es conseguir a esa persona que lo complemente. Aquel ser que pueda acompañarlo por el resto de su vida, tanto en los buenos momentos, como en la dificultad. Por esta razón es tan significativo aprender a cómo encontrar la pareja perfecta, como muestra de haber conseguido lo ideal.
Hay que aprender a distinguir que cada ser humano es diferente y lo que para unos es perfección para otros no lo es. Esto ocurre muy frecuentemente en las relaciones interpersonales, donde cada miembro enseña al otro. El crecer junto a una persona realmente no es una tarea fácil, por ello a veces el ser humano se concentra en la perfección.
La perfección es la forma de asegurarse de que ambos serán compatibles para toda la vida. En realidad esta es una creencia que se hace en cada solo en la mente, debido a que es falso. Se puede buscar lo ideal, pueden crecer juntos y se puede compartir muchos momentos, pero no todo será perfecto.
Por esta razón para comenzar a analizar sobre cómo encontrar la pareja perfecta hay que abrir la mente. Esta es una manera de asegurar que la decepción, en caso de no resultar como se espera, no sea tan dolorosa. Aceptarlo de esta forma también ayudará a expandir las ideas y conocer más a las personas a lo largo del recorrido.
Primero Tú
Antes de pensar en la pareja perfecta lo primero es trabajar en uno mismo. A medida que el ser humano va creciendo va estableciendo su personalidad, gustos y defectos. Muchas veces no se es consciente de este tercer factor, lo que genera diversas consecuencias.
Reflexionar sobre las imperfecciones es primordial, si se desea compartir con alguien más de forma cercana. Igualmente es fundamental aprender a corregirlas o por lo menos asegurarse de no dañar a otros con ellas. Los defectos son parte de cada individuo, siempre estarán allí o aparecerán nuevos, el problema existe cuando no se busca una transformación.
Antes de encontrar a la pareja perfecta hay que aprender a mirarse personalmente. Resolver los problemas que se tienen internamente es una forma de buscar la perfección. Aunque hay que ser realistas y saber que, así como los demás no son perfectos, pues uno mismo tampoco lo es.
Autoestima
Así como se es consciente de los defectos, hay que ser realista con las virtudes que se tienen. El temperamento de cada ser humano es completamente distinto a la de otro y esto no es nada negativo. Por ello hay que aprender a amarse, una frase tan repetitiva pero a la vez acertada.
Las virtudes, los defectos, la belleza interior y exterior, todo forma parte de la autoestima. Así como se está en búsqueda de la pareja perfecta, la otra persona quiere lo mismo. Para poder acercarse a lo ideal hay que comenzar a pensar en todo lo que es relevante como individuo.
Igualmente es importante en este punto aprender a distinguir la buena autoestima de la presunción. Por más que la persona se sienta conforme con sus cualidades, no tiene por qué caer en hacer sentir mal a los demás. Al hacerlo, tan solo es una forma de alejarse de la pareja perfecta y de otras personas que quieran formar parte de su entorno.
Hay que procurar la estabilidad, el equilibrio. No hay que enfocarse en lo negativo o buscar mejorar con el paso de tiempo aquello que completa la felicidad interior. De este modo se puede atraer a otras personas que están conscientes de lo mismo y que buscan perfeccionarse cada día de su vida, de manera sana principalmente.
Ciertos sitios son mejores que otros
El mundo puede estar lleno de muchos lugares y si se busca por internet pues todo se hace más amplio. Por esta razón es fundamental aprender a distinguir los lugares en los que se puede encontrar a la pareja perfecta realmente. Eso debe ser juzgado por cada persona individualmente y hay que considerar que la vida puede cambiar en gran medida.
Hay lugares que en definitiva no son actos para la búsqueda de una pareja, o por lo menos no para una relación formal. Si la idea es conseguir algo que realmente funcione es de gran importancia estar atento a los sitios que se frecuentan. Muchas veces no es la persona, sea hombre o mujer, sino el lugar donde todo comenzó y la forma.
Acepta a las personas
La perfección realmente no existe pero de este modo es que puede llamarse a aquel otro ser que da una sensación de complemento. Para conseguir esta comodidad hay que comenzar aceptando a las personas, sin señalar. De este modo las ideas pueden fluir con mayor facilidad y el panorama se amplía gratamente, en la mayoría de los casos.
Aceptar a otras personas es una forma de encontrar la pareja perfecta pero también de aprender a compartir con otros. Pensamientos, gustos, conocimientos y mucho más; todo eso puede lograrse tan solo con tolerancia. Lo ideal está en la cabeza de cada individuo, y puede que el ser humano más distinto llegue a ser el más óptimo para una relación en poco tiempo.
Relájate
Aprender a aceptar es aprender también a relajarse. La perfección de la pareja está en el truco de soltar algunos problemas o situaciones de menor relevancia. No se puede llevar una relación estable si se pelea o hay dificultades en todo momento. Esta idea no es sana para ninguno de los dos.
Si no hay relajación por parte de ambos, por más que sea la pareja perfecta, no va a resultar. El equilibrio en este caso vuelve a ser fundamental para conseguir alcanzar los idealismos que se plantean desde el principio. Esta etapa de progreso debe partir desde un punto de vista completamente realista, para que funcione. También hay que aprender a sobrellevar todo sin alteraciones desagradables por medio.
No lo fuerces
Por más de que se tenga la creencia de que se ha encontrado a la pareja perfecta, no hay que cerrar los ojos hasta el punto de cegarse. Las relaciones más problemáticas casi siempre comienzan por el deseo de perfección que hay por parte de alguno de los dos. Por esta razón no hay que forzar el amor o la compañía del otro.
Parte de la perfección de la pareja está en aprender a analizar las diferentes situaciones que se viven a diario. Estén comenzando o ya tengan tiempo, no se debe permitir caer en las obligaciones que hagan sentir mal a alguno de los dos. Lo más bonito es que al soltar y aceptar se pueda distinguir cuando pueden seguir juntos.
Compartir gustos, pero no todo
Las películas y caricaturas han enseñado, desde el siglo XX, que la pareja perfecta es aquella con la cual se puede compartir cada detalle por igual. Esto es totalmente falso, debido a que las diferencias complementan y crean el ambiente ideal de ambos. Es aburrido que la otra persona sea exactamente igual al propio ser, lo divertido esta en lo que los distinguen.
Coincidir en algunos gustos, conocimientos o aficiones es adecuado, incluso en fragmentos de la personalidad. Pero no hay que enfocarse en esto, sino más bien en lo que se puede compartir con el otro, que le dé un toque distinto a la vida de ambos. Además hay que recordar que a medida que pasa el tiempo todo se renueva y por ende lo que es igual para ambos hoy, mañana puede que no se sea semejante.
Respeto
Las parejas perfectas tienen como una de las principales fuentes de la relación el respeto. Si se busca a una persona ideal hay que estar centrado en que sea alguien respetuoso. Lo mismo aplica para el propio ser, siendo fundamental el hecho de que ambos tengan este concepto en claro.
Los buenos valores en general deben ser parte esencial de la búsqueda, si se está buscando algo que realmente sea significativo. El respeto es la pieza principal para poder establecer algo que perdure en el tiempo. Sobre todo porque, pase lo que pase, habrá una forma de solucionar los problemas de la mejor forma posible sin agravarlos.
Trabajo en equipo
Encontrar pareja es estar consciente de que a partir de ese momento el trabajo es en equipo. Por ello si no hay la madurez suficiente para aceptar este factor es mejor quedarse más tiempo en la soledad. Con esto no hay que pretender la falta de separación o que todo tiene que ser igual, solo hay que saber que ahora existe un compañero que hará todo más fácil.
Igualmente, no todo se puede hacerse en equipo. Todos los seres humanos tienen sus propias dificultades, las cuales se enfrentan individualmente. Pero a pesar de eso, al tener pareja, se tiene un apoyo y una fuerza que anteriormente no era así. Estas pueden hacer sentir que la batalla se hace más sencilla y que habrá alguien esperando en caso de que la dificultad aumente.
Disfruta de los momentos juntos
Parte de la perfección de la pareja se basa en aprender a disfrutar cada uno de los momentos que se viven unidos. De todas las experiencias se puede obtener algo favorable y entre dos este aspecto es más fácil de analizar. A veces uno de los dos se cierra a disfrutar, pero es allí donde el otro puede rescatar la situación.
Por algo están juntos y de ese algo es que deben deleitarse. Una relación de pareja perfecta que no se disfrute, deja de serlo inmediatamente. A partir de allí se vuelve un conjunto de dificultades y malos momentos. La idea es que ambos puedan regocijarse cada momento, gozando de lo positivo y aprendiendo de lo negativo.
Risas
Un detalle fundamental de la perfección es reconocer las risas de esa otra persona. De la mano del disfrute están las alegrías. Por más que una persona sea muy seria siempre habrá una forma de hacerla sonreír, de lo contrario ninguno se sentirá cómodo. Es realmente significativo que la pareja ideal se sienta tan cómoda que suelte las carcajadas, las cuales demuestren la felicidad que sienten al estar juntos.
Comunicación
Finalmente el encontrar la pareja perfecta está basado fundamentalmente en la comunicación que se tenga. En este caso no nos referimos a quien conteste más rápido los mensajes o comente en la mayoría de las publicaciones de las redes sociales. Es más bien una cuestión de conversar sobre la realidad de ambos, sobre todo en el presente.
Este aspecto suele ser bastante complejo de entender, ya que para muchas personas abrirse a otros no es nada fácil. Por ello la pareja perfecta debe estar basada en poder conversar y sentir confianza con esa persona que está sirviendo de compañero. Desde lo negativo hasta lo más auténtico debe ser compartido, sin vulnerar el espacio del otro.
Aprender a comunicarse y proporcionar la confianza suficiente para que el otro pueda hacerlo, es imprescindible. Es una forma de construir la pareja perfecta, más que de encontrarla.