Si navegas un poco por Internet podrás ver que existen multitud de dietas, tantas como quieras. Las hay de todo tipo y que se adaptan a las circunstancias de cada persona. Eso es algo muy importante y que siempre tienes que tener en cuenta, ya que una dieta que le funciona a una persona en concreto puede que a ti no te funcione. Porque no solamente hay que considerar el peso de la persona en cuestión, sino también su metabolismo, el ejercicio que hace, el tipo de vida que lleva, la alimentación que suele hacer, su tipo de trabajo, la grasa acumulada (sobre todo, dónde se le acumula), el funcionamiento de su sistema hormonal, alguna enfermedad que pueda padecer… en fin, multitud de factores que influirán en si una dieta funciona o no funciona.
Antes de ponerte a dieta.
Lo primero que debes hacer si quieres ponerte a dieta es acudir a un médico para hacerte un chequeo general. Te tendrán que hacer una analítica de sangre para ver cómo están tus valores del tipo colesterol o azúcar y valorará todos esos factores de los que venía hablando para aconsejarte una dieta u otra. Puede que este médico te mande directamente a un nutricionista para que sea este el que se ponga manos a la obra o puede que él mismo te recomiende una dieta.
También puedes acudir tú mismo a un nutricionista sin necesidad de ir a un médico previamente, pero siempre asegúrate de que es un especialista de verdad, con la titulación necesaria y que no trabaja para una multinacional que únicamente se dedica a vender productos para adelgazar.
Dicho esto, debes saber que la dieta que te traigo hoy es una dieta a corto plazo. Si se sigue, promete hacerte perder unos cinco kilos en cinco días. Es una dieta exprés que podrás hacer si necesitas perder ese peso por algo en especial, como por ejemplo, si tienes un evento y necesitas adelgazar para que la ropa te quede perfecta. Pero no pienses que esto es una dieta a largo plazo y que si la sigues otros cinco días perderás otros cinco kilos. No funciona así.
Para no recuperar el peso después tendrás que llevar una dieta equilibrada y hacer algo de ejercicio, y no cambiando tu alimentación de golpe, ya que podrás sufrir lo conocido como efecto yo-yo y recuperar los kilos perdidos más algunos de propina.
Beneficios de la avena.
Ahora bien, lo bueno de esta dieta es que la avena tiene multitud de beneficios para nuestro cuerpo, por lo que es muy bueno que la incluyamos a diario en nuestra alimentación, en muesli, por ejemplo. Es una fuente de fibra insuperable, además de conseguir en nosotros un efecto saciante que hará que no tengamos tanta hambre tan a menudo. También tiene multitud de vitaminas y da mucha energía a quien lo consume, ya que ayuda al organismo a convertir la grasa acumulada en energía. Por eso es muy bueno consumir este producto a diario, se esté haciendo la dieta de la avena o no. Si no estás haciendo la dieta, lo mejor es que por la mañana te tomes un par de cucharadas de este producto, que bien pueden ser tomadas directamente sin más, o bien disueltas en un vaso de agua o en un yogur. La forma da igual, ya que lo importante es que si te decides a seguir esta rutina a diario, notarás una mejora increíble en tu organismo.
Pues bien, dicho esto, ahora vamos a ver cómo es hacer la dieta de la avena. Como hemos dicho, es una dieta que dura exclusivamente cinco días y que tiene unas pautas muy cerradas que tendrás que seguir a rajatabla sí o sí.
No caigas en la tentación de comer algo que no está dentro de la lista, pues puede ser que consigas el efecto contrario y ganes peso en vez de perderlo. Sé constante, ya sabes que son cinco días pero van a ser cinco días muy duros y de mucho sacrificio.
Es una dieta muy, muy estricta que te censura los alimentos. No te da casi opciones. Eso sí, lo bueno es que las porciones tampoco están demasiado cerradas y en los platos principales, en algunas ocasiones, puedes comer más cantidad con la que obtendrás los mismos resultados. También debes saber que los lácteos que se indican, a no ser que se diga lo contrario, pueden no ser desnatados. No es necesario que los busques descremados ni que te fíes de la comida denominada como light, ya que esta a veces no tiene azúcares o grasas naturalmente presentes en ese alimento, pero sí contiene otras cosas que son mucho peores, como podrían ser los potenciadores de sabores o bien los edulcorantes artificiales que tan perjudiciales son para nuestra salud. Lo más importante es que hagas las cosas con cabeza, siendo consciente de lo que comes y, sobre todo, aprendiendo a comer. De nada sirve que hagas una dieta de cinco días para perder cinco kilos si al sexto día empiezas a atiborrarte de alimentos ultraprocesados llenos de grasas saturadas y azúcares. Haz esta dieta, pierde cinco kilos y después empieza a alimentarte de una forma saludable y equilibrada y a hacer deporte, al menos unas tres veces a la semana. Dicho esto, esta es la dieta que debes seguir:
Dieta a seguir día a día.
Esta es la propuesta para el primer día: para desayunar tomarás un tazón de leche al que habrás añadido tres cucharadas de avena y unas cuantas fresas troceadas. A media mañana podrás tomarte una taza de té o bien una pieza de fruta, la que tú quieras. Para comer, tendrás que tomarte otras tres cucharadas de avena que podrás disolver en agua o en leche y una ensalada a la que podrás añadir verduras del tipo brócoli o espárragos o incluso tomates si lo prefieres. Podrás aliñar la ensalada con un chorro de aceite de oliva virgen extra y con un poquito de sal. De postre, comerás una manzana y una porción de queso fresco. Para la merienda tienes las mismas opciones que para el almuerzo. Y, para cenar, únicamente cenarás tres cucharadas de avena que podrás disolver en agua o en leche, un par de zanahorias que podrás rallar y aliñar con aceite y sal, una manzana que podrá ser asada con un poco de canela por encima y un par de porciones de queso fresco.
Pasado el primer día, llegará el segundo. Para este segundo día la dieta cambia un poquito: para el desayuno, tomarás las tres cucharadas de avena disueltas en leche, una taza de té o café a la que no podrás añadir azúcar y, por último, una manzana o un plátano. Para almorzar, puedes tomarte una taza de caldo de verduras casero que sea bajo en grasas y sal o bien media docena de fresas. Para comer, las tres cucharadas de avena de siempre, una ensalada con verduras igual que la del día anterior, y una manzana preferiblemente asada con un par de cucharadas de yogur sin azúcar. Para la merienda podrás elegir entre un té o bien una pieza de fruta. Y, por último, para la cena, otra vez las tres cucharadas de avena, a elegir con agua o con leche, una ensalada a la que únicamente le podrás echar espárragos y compota de dos manzanas, acompañada de un yogur y una porción de queso fresco.
En cuanto al tercer día, este será el menú que deberás hacer: para desayunar, un tazón de leche con tres cucharadas de avena y acompañado por seis fresas. Para almorzar, una taza de café a la que no podrás añadir azúcar. Para comer, únicamente las tres cucharadas de avena y una ensalada a la que solo podrás añadir espárragos, tomates y lechuga, sin tomar postre. Para merendar, una taza de té, el que tú quieras o bien una pieza de fruta. Y, por último, para la cena, la tres cucharadas de avena disueltas en agua o leche, una ensalada de espinacas a la que sol podrás echar sal y un chorrito de aceite y una manzana con dos trocitos de queso fresco.
Cuando llegues al cuarto día, esta será la dieta que deberás hacer: para desayunar, el tazón de leche con las tres cucharadas de avena y una ensalada de fresas (una media docena) y un plátano. Para almorzar, otras seis fresas acompañadas de un caldo de verduras casero bajo en grasas y en sal. Para comer, de nuevo las tres cucharadas de avena y una ensalada de judías verdes con cebolla; para el postre, podrás comerte una manzana y una docena de avellanas naturales, sin hornear y sin azúcar. Para la merienda, tomarás una taza de té y una pieza de fruta, la que tú quieras. Y para cenar, otra vez las tres cucharadas de avena, una taza de guisantes y otra de espinacas, todo ello aliñado con un poco de aceite de oliva virgen extra y un poco de sal y una manzana con dos trozos de queso fresco que sea bajo en grasa.
Por último, cuando llegue el quinto día, esta será la dieta que deberás seguir: para desayunar, un tazón de leche con tres cucharadas de avena, media docena de fresas y una naranja entera. Para almorzar, podrás tomarte otra media docena de fresas o bien un caldo de verduras casero bajo en sal y grasas. Para comer, de nuevo las tres cucharadas de avena disueltas en leche o en agua, una ensalada de guisantes, lechuga y brócoli y de postre una manzana. Para merendar, una taza de té, el que sea de tu elección y una pieza de fruta. Y, por último, para cenar, de nuevo las tres cucharadas de avena con agua o con leche, lo que tú prefieras, ensalada de lechuga, apio y puerros con un chorro de aceite de oliva virgen extra y un poco de sal, así como una manzana preparada en compota con un yogur natural.
Esa sería la dieta a seguir durante los cinco días y con la que conseguirás perder unos cuatro o cinco kilos cuando la hayas terminado. Es muy posible que durante esa dieta sientas que te falta energía, que estás decaído o que tienes cambios de ánimo. Es normal, porque siempre que se cambia una dieta, nuestro cuerpo reacciona de diferentes formas y esta puede ser una de ellas. Pero si notas que el malestar es muy insoportable, que la energía te falta hasta el punto de no poder o no querer hacer nada ni llevar tu vida normal, deberás dejar esta dieta. No te esfuerces más y acude a un médico especialista para que te ponga una dieta de verdad a largo plazo ya que puedes estar sufriendo alguna enfermedad como la anemia y que se centre y se enfoque en tus características personales para asegurarte de que tu estado de salud es el correcto durante la dieta y que los resultados que quieres conseguir llegarán, aunque sea un poco más tarde.