Que ingieres al beber un refresco
Los refrescos son unas bebidas muy populares que se consumen en todas partes del mundo. Pero lo que la mayor parte de los consumidores no sabe, es qué contienen este tipo de bebidas, ya que no son tan beneficiosas a la salud como algunas personas pueden pensar. A continuación queremos enseñarte todo lo relacionado con los refrescos para que seas tú mismo quién decida si quiere seguir consumiéndolo o no.
¿Cómo se elaboran los refrescos?
Este tipo de bebidas se preparan a través de distintos procesos químicos. Sus compuestos no son nada naturales, ya que contienen saborizantes, azúcar refinada, colorantes artificiales, caramelo, aditivos, caramelo, e incluso conservantes que provienen del alquitrán. La composición que por ejemplo tienen los refrescos de cola, se basa en ácidos, especialmente eritórbico y carbónico
Pero todavía hay más. Los refrescos incluyen ácido fosfórico, un corrosivo que ataca a los dientes primeramente. Una vez que pasa al interior del cuerpo, daña el hígado y el estómago, siendo el causante por tanto de muchas enfermedades hepáticas, intestinales y digestivas. En definitiva, un enemigo silencioso muy peligroso. Algunos estudios han podido relevar incluso que este ácido deriva del petróleo y que es cancerígeno.
Si a todo esto se le suma que se encuentra combinado con una enorme cantidad de cafeína y de azúcares, el resultado es nefasto. Entre los problemas que provoca se puede hablar de adicción, ya que siempre se quiere consumir mayores cantidades. Ademas altera el sistema nervioso. La prueba está en que las personas que consumen refrescos se encuentran más excitadas de lo normal.
El sistema hormonal también se ve afectado, ya que ataca por ejemplo también al sistema endocrino. Mancha, provoca caries y pudre los dientes. «Roba» calcio al cuerpo, lo que provoca un desgaste de huesos. Reduce el sistema inmunitario, por lo que resulta más fácil contraer enfermedades bacterianas o virales.
Además incrementa el riesgo de sufrir alergias y provoca un aumento de peso. Esto último se debe a la enorme cantidad de azúcares que tiene. Incluso las versiones light engordan más que cualquier tipo de comida. Destruye las células y reduce los niveles en el cuerpo de minerales. Por si todo esto fuera poco, provoca una excesiva producción de alcohol y ácido acético. Esto consigue que el hígado deba trabajar igual que si se hubiera consumido una bebida alcohólica, además de dañarlo.
Consumo de refrescos
La pregunta que nos deberíamos de hacer entonces, es por qué seguimos bebiendo refrescos. Seguramente lo primero sea porque no nos informan al respecto. Si todo el mundo supiera lo negativo que es tomar estas bebidas, las dejaría de comprar e incluso la producción se podría suspender. Por lo que podemos comenzar por dejar de consumirla nosotros mismos y no ofrecérsela a las personas que queremos.
Por otro lado el refresco es muy adictivo, por lo que en los hogares se compra como si fuera incluso agua. Los niños incluso piden a sus padres que les compren esta bebida o la piden cuando comen fuera de casa.
Por último, la publicidad que se ve en los medios de comunicación, hace que pensemos que beber un refresco nos hacer «ser más feliz» o «estar más de moda». Y eso no es así. Hay un enorme negocio detrás de la comercialización y la producción de este tipo de bebidas. Estas empresas se están enriqueciendo a costa de la salud de sus clientes, de igual manera que sucede con la industria del tabaco.
¿Qué sucede en el cuerpo al consumir refrescos?
Hay una investigación sumamente interesante que muestra los efectos que provoca un refresco en el organismo. Y es que después de las sensación tan agradable y refrescante que provoca tener esta bebida en la boca, cuando pasa al estómago comienzan a pasar cosas y ninguna de ellas, demasiado agradables.
Por ejemplo a los diez minutos de beber un refresco, el organismo se encuentra como si hubiera ingerido 35 gramos de azúcar. Lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud son 25 gramos en una persona adulta, así que algo estamos haciendo mal. En principio la reacción normal sería vomitar de la propia repulsión. Pero lo cierto es que el ácido fosfórico contenido en esta bebida, enmascara con un sabor ácido el azúcar.
A los veinte minutos el nivel de azúcar en la sangre aumenta de una manera brutal, lo que pone a prueba el organismo. El páncreas comienza a segregar más insulina que se encargará de transformar en grasa el exceso de azúcar. Esta grasa se almacenará en incómodos michelines, algo que puede ser inofensivo siempre y cuando sean provisionales. Pero la glucosa puede ser un veneno mortal si se encuentra en la sangre en altas dosis. Por otra parte el hígado puede almacenar glucosa, pero lo cierto es que tiene una capacidad limitado, por lo que el trabajo que tiene que ejercer el mucho mayor.
Cuarenta minutos después se ha absorbido la cafeína y las pupilas se dilatan. La presión sanguínea aumenta y el hígado bombea más azúcar a la sangre. Para evitar posibles mareos, los receptores de adenosina se bloquean. Cinco minutos más tarde el cuerpo aumenta la concentración de un neurotransmisor conocido como dopamina. Éste funciona a nivel físico como la heroína, estimulando los centros de placer.
Una hora después, las propiedades diuréticas que tiene la cafeína, entran en acción. El problema es que al ir al baño a eliminar la orina, también vas a eliminar magnesio, zinc y calcio, elementos muy importantes para tus huesos y salud. Después se nota un choque de azúcar y a continuación un bajón, para terminar en un estado de irritación.
¿Por qué debemos dejar de tomar refrescos?
Aunque parezca mentira, después de realizar un esfuerzo, el agua es la bebida que más satisfacción nos puede ofrecer. Además consumiendo agua, reducimos el consumo de sustancias nocivas que se encuentran en todas las bebidas con gas como por ejemplo el ácido fósfórico. El mismo causa osteoporosis al interferir en el metabolismo del calcio, además de provocar debilitamiento de huesos y dientes.
Por supuesto, consumir tanta cantidad de azúcar, favorece el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, además de artrosis, cáncer, inflamaciones crónicas, y por supuesto, provocar diabetes. Por otro lado el aspartamo que se encuentra también en los refrescos, provoca epilepsia, tumores cerebrales y fragilidad emocional. La cafeína provoca insomnio, temblores, hipertensión, pérdida de vitaminas, dolores de cabeza y desmineralización.
Por eso el mejor consejo es beber agua. Comienza el día con un buen vaso antes de desayunar y le harás un excelente regalo a tus riñones. Estarán más limpios, más sanos y tú te sentirás mucho más en forma
Curiosidades sobre los refrescos
- Tomar un refresco cada día, por mucho que sea light, puede llegar a originar obesidad abdominal y problemas en el corazón.
- Las personas que toman a la semana dos o más refrescos, tienen más riesgo de sufrir un cáncer de páncreas.
- El azúcar que proporciona un refresco, provoca el aumento de medio kilo de grasa a la semana.
- El país de México es el segundo del mundo en consumir refrescos, además de en problemas de obesidad.
- El refresco hoy en día es habitual en la dieta de ocho de cada diez niños que van a primaria. Además es uno de los cinco alimentos más consumidos, incluso antes que las verduras y frutas.
- Se han llevado a cabo distintas investigaciones que han demostrado que tomar más de un refresco a la semana, además de ayudar a subir de peso, puede ser un factor para sufrir problemas de corazón, así como presión arterial elevada y cáncer de páncreas.
- Un refresco no tiene ningún valor a nivel nutricional. En realidad tan solo aporta calorías vacías que sustituyen a las de los alimentos más sanos. Un refresco de 500 ml. contiene aproximadamente el equivalente a doce cucharas de azúcar. Y es sabido que el azúcar tomado en exceso, puede traer consecuencias muy graves para la salud.
- Estas mismas cantidades de azúcar proporcionadas por el refresco, hace que se produzca un aumento de medio kilo cada semana. Esto significa nada más y nada menos que veinticuatro kilos al año.
- Como hemos dicho, son muchas las investigaciones que se han llevado a cabo sobre este tipo de bebidas. Una de ellas indica que quienes beben como mínimo dos refrescos a la semana, tiene más riesgo de padecer cáncer de páncreas, en comparación con quienes no lo hacen.
Usos de los refrescos
Y para probar que los refrescos son realmente dañinos para la salud, no hay más que ver lo que se puede hacer con ellos.
- Uno de sus usos es quitar la suciedad y el sarro que se queda en las paredes de los inodoros. Basta con echar un poco de dicha bebida, dejar actuar durante unos segundos y pasar un cepillo. ¡Quedará completamente reluciente!
- Los mecánicos de vehículos también usan esta bebida para hacer que las terminales de una batería funcionen. Echan un vaso de refresco y dejan actuar durante treinta minutos.
- Otro de los usos dados por los mecánicos es para limpiar su ropa. Cuando están muy manchadas de aceite, la ponen en un barreño con unos litros de refresco y después de tres horas, las enjuagan. ¡Quedan como nuevas!
- Los ácidos contenidos en un bebida de cola son disolventes de gran calidad. No tienes más que probarlo en un elemento oxidado como por ejemplo un tornillo.