Tipos de asexualidad y vivir sin deseo de sexo
Las tendencias sexuales en la actualidad son múltiples y variadas por eso nos resulta interesante conocer los tipos de asexualidad y qué significa vivir sin deseo de sexo. Podríamos decir que vivimos entre la banalización, los tabúes y la falta de comprensión del sexo como una función humana normal y natural. Ahora es común observar tendencias sexuales cada vez más distanciadas de la vivencia del sexo en plenitud. La variedad de estilos y esquemas para vivir la sexualidad lleva a veces a cuestionarnos. O a vivir el sexo como modo de protesta, llamado de atención o diferenciación hacia los otros. Cada individuo es único y puede manifestar o vivir su sexualidad de manera libre. Siempre que no afecte negativamente el desarrollo o desenvolvimiento de otros.
De todo esto surge la asexualidad, como mecanismo de vida sin deseo sexual o con indiferencia hacia el acto sexual. Una forma de reconocimiento sexual en la que el coito no representa una expresión. No debe confundirse con el celibato, que es el autocontrol del deseo sexual. Pues, en la asexualidad se afirma no tener el deseo sexual. En este caso el deseo sexual no se presenta de manera primitiva e inseparable de la condición humana. De allí que la asexualidad es una condición mental, pues los genitales y los órganos sexuales cumplen su función orgánica. Esta no guarda relación con el tamaño o forma del cuerpo, sino con la expresión de la propia sexualidad.
Cuando vivimos con cualquiera de los tipos de asexualidad, debemos comprender que no tenemos una enfermedad. No somos seres anormales que requieran ayuda especializada, a menos que nuestra asexualidad derive de hechos traumáticos. La sexualidad humana es variada y por lo tanto al vivirla decidimos y sentimos por cuenta propia el impulso sexual. El ánimo de relacionarnos sexualmente con otros.
Lo primero es autorespetarnos y reconocernos para conocer los tipos de asexualidad
Cuando nos consideramos asexuales y antes de saber en qué categoría estaríamos, debemos reconocer nuestras motivaciones. Vivir nuestra sexualidad de la forma que consideramos es una decisión personal que debe ser respetada por todos. Pero, para ser respetados por los demás debemos tener primero auto respeto. Para eso es necesario fundamentar para nosotros mismos las decisiones que tomamos. Hacer que nuestra forma de vida en lo social, sexual, etc. sea aceptada y comprendida por nosotros mismos es vital. La armonía de nuestra vida, parte de que nuestras acciones sean decididas con verdadera responsabilidad y libertad emocional. Por lo tanto, la primera aceptación y pertenencia que debemos lograr es la de nosotros mismos.
En ocasiones pretendemos ser únicos siguiendo una moda que tienen todos. O confundimos síntomas de trastornos físicos u orgánicos con alguna tendencia. Así, que para considerarnos asexuales lo primero es autoevaluarnos. Preguntarnos ¿por qué nos creemos asexuales? ¿Tenemos la suficiente experiencia para comparar y decidir por qué nos sentimos asexuales? ¿Nuestra asexualidad ha surgido luego de algún evento desagradable entorno a nuestra sexualidad? ¿Si no somos asexuales dejaremos de pertenecer a un grupo? Y lo más importante, ¿en el futuro, me seguiré sintiendo asexual? Entonces, a medida que nos autoevaluamos y revisamos si realmente somos asexuales, identificaremos el tipo al que pertenecemos.
Otro aspecto importante de reconocernos como asexuales, es revisar si tenemos trastornos de relacionamiento. Cuando no podemos relacionarnos con los otros, entonces nos caracterizamos con algo poco común para evitar la cercanía. Esto es un modo de nuestra psique desviar la atención. En lugar de tener que entablar una relación incluso amistosa o familiar normal, nos aislamos con la excusa de una particularidad. Por lo tanto, si esa particularidad resulta tan diferente a la propia condición humana nos hace la caparazón perfecta.
Tipos de asexualidad
No todas las personas que vivimos sin deseo de sexo o que somos indiferentes al sexo tenemos las mismas características. Recordemos que la asexualidad consiste en que el sexo no sea el centro de la vida de cada persona. Por lo tanto, el deseo sexual no se presenta, así como tampoco la atracción sexual. A grandes rasgos, entonces se pueden distinguir dos tipos de asexualidad:
- La asexualidad romántica.
- Y la asexualidad arromántica.
En la primera puede existir atracción romántica hacia otras personas, pero esta atracción no implica deseo de intimar sexualmente. Mientras, que en el segundo caso no existe atracción romántica y tampoco sexual.
Ahora bien, dentro del tipo de asexualidad romántica podemos conseguir otros subtipos. Estos, aunque no representan una asexualidad total, son manifestaciones importantes de este modo de vida. Los más conocidos son la demisexualidad y la grisexualidad.
Esta clasificación se distingue de las anteriores, que presentaban los tipos de asexualidad A, B, C y D. Los que se definían de acuerdo a la combinación de la presencia de impulso sexual y atracción romántica. Sin embargo, esta clasificación resultaba incómoda para los asexuales, por lo que fue cambiada. Hoy en día, los tipos de asexualidad se tratan desde lo complejo que resultan todos los temas de la psicología. Entonces, se manejan los dos grandes grupos como base para diferenciar los tipos de asexuales.
La asexualidad romántica
Ser asexual no implica que no se pueda tener relaciones íntimas en un sentido no físico. Una persona que sea asexual romántico puede convivir con otras personas y generar lazos profundos. Pudiera relacionarse incluso con amor del tipo platónico o con enamoramientos poéticos. También los sapiosexuales pueden estar en este grupo. Quiere decir que los asexuales románticos podemos llegar a sentir incluso atracción hacia otras personas. Pero, esta atracción no está basada en lo físico. Puede estar motivada en la inteligencia, en la cercanía y en otros aspectos. Por eso, pueden incluso llegar a ser relaciones más profundas emocionalmente.
Igualmente, los asexuales románticos podemos tener relaciones sexuales, previo acuerdo con su pareja. Por ejemplo cuando planificamos tener hijos o cuando queremos complacer a la pareja. En estos casos es importante recordar que los tipos de asexualidad no implican disfunción sexual física. Por lo tanto, si decidimos tener relaciones sexuales, nuestro cuerpo debe reaccionar correctamente ante cada uno de los impulsos. Quiere decir, que debemos tener erección, lubricación y excitación sexual. La condición de la asexualidad la perderíamos si el acto sexual fuese el centro de la vida en pareja. Más, como parte de un acuerdo en el que ambos participan, no debería cambiar la percepción de nuestra propia sexualidad.
La asexualidad arromántica
Contraria al tipo de asexualidad romántica, esta clase de asexuales no sentimos atracción hacia las otras personas. Nuestras relaciones pueden ser de amistad, de compañerismo, etc. generamos empatía, pero no intimamos en ellas. El impulso sexual simplemente no se presenta y tampoco la atracción hacia los demás. Cuando somos asexuales arrománticos es poco probable que concretemos una relación sexual. Sobre todo porque no existe el deseo de acercamiento o el impulso de intimar siquiera emocionalmente con otra persona.
Con la asexualidad arromántica no existe la posibilidad de atracción sensual, estética o platónica como ocurre con la romantica. Pero esto no quiere decir que no exista cercanía con las demás personas. Simplemente, esta cercanía no genera intimidad o no se orienta hacia una persona en particular. Los asexuales arrománticos nos relacionamos con todas las personas que están en nuestra vida. Sin que haya una preferencia o una simpatía especial por alguien. Por lo tanto, con el tipo de asexualidad arromántica no tenemos pareja, pues no surge dicho impulso de unión.
Los subtipos de asexualidad romántica
Dentro del tipo de asexualidad romántica o en similitud con este, se pueden encontrar:
- La demisexualidad.
- La grisexualidad.
La demisexualidad es la presencia del impulso sexual solo cuando previamente se ha sentido la atracción romántica. Este tipo de asexuales, llegan a tener relaciones sexuales y vínculos fuertes con su pareja. Aunque podemos desarrollar con mayor facilidad el amor de tipo platónico, la atracción estética y otro tipo de atracciones. Con la demisexualidad es necesario que ocurra el enamoramiento para que exista el impulso sexual. Por eso, en muchas ocasiones cuando los efectos del enamoramiento desaparecen, también se extingue el impulso sexual. Ya sabemos que la asexualidad es la falta de impulso sexual. A pesar de ello, cuando somos demisexuales debemos cuidarnos de no caer en promiscuidad sexual o justificarla. Esto, porque el enamoramiento puede aparecer en cualquier momento y hacia cualquier persona. Entonces, puede un demisexual ser promiscuo en la medida que no controle sus impulsos de enamoramiento.
Entre tanto, la grisexualidad se trata de un tipo de asexualidad no completo. En el que tenemos impulso sexual, sentimos atracción, pero estos no se presentan de manera intensa. Para la mayoría de las personas el deseo sexual es relevante en sus vidas. Incluso puede marcar los tipos de relaciones que se tienen. Por ese motivo, la grisexualidad está dentro de un subtipo de asexualidad, pero no en la clasificación principal. Pues este tipo de asexualidad, incorpora el deseo y la atracción físicos, rompiendo el concepto de manera estricta.
Cuáles no son tipos de asexualidad
Como hemos visto, la asexualidad es una tendencia sexual y no una preferencia sexual. Su aparición viene con signos psicológicos y manifestaciones físicas. Sin embargo, puede ser confundida con otras alternativas de vida sexual, como el celibato o la antisexualidad.
En el caso del celibato, característico en su mayoría de religiosos, existe el deseo sexual. La intensidad de la atracción y el impulso sexual ocurren con intensidad y frecuencia. Pero es suprimido a conciencia tras la decisión de la persona.
La antisexualidad, es una situación en la que sentimos repulsión por el sexo y todos sus temas. Aunque tengamos deseo e impulso sexual y sintamos atracción por otras personas, lo llegamos a considerar malo. Si entramos en este grupo, no estamos en algún tipo de asexualidad. El tener aversión al sexo y a todo aquello que se le relacione, puede manifestar problemas emocionales o sociales. Sobre todo porque la sexualidad forma parte del ser humano. Considerar la sexualidad como un aspecto negro, obscuro, feo, niega la propia existencia, en tanto provenimos de un acto sexual. Los tipos de asexualidad, son una forma de vida de la sexualidad, sin que esto represente un problema.
La homosexualidad es otra vertiente que se confunde con la asexualidad. Al no sentir impulso sexual por personas del sexo opuesto, ante los cuestionamientos sociales nos inclinamos a la asexualidad. Sin embargo, esta no tiene que ver con el modo de vestir o con la preferencia sexual. De hecho, si somos asexuales no tenemos una preferencia sexual, pues el impulso no existe.
Cómo vivir sin deseo de sexo
Si nos reconocemos como asexuales, corresponde ahora vivir en una sociedad altamente sexualizada. Vivir sin deseo de sexo o ser indiferente a este tema en nuestro mundo actual, puede resultar complicado. En primera instancia por la incomprensión por parte de las demás personas. Pero, sobre todo porque el proceso de descubrirse y vivir algún tipo de asexualidad puede resultarnos confuso. Ante el bombardeo constante de temas, tendencias, formas y opiniones sexuales, podemos confundir en la descripción de nuestros sentimientos. Por eso para vivir siendo asexual lo primero es estar seguros de que lo somos. Luego que nos sabemos asexuales porque así lo sentimos, sólo aplicamos 2 normas de vida. Que además son válidas para todo tipo de sexualidad.
- Aceptarnos tal cual somos. Si no tenemos un tipo de asexualidad por moda, entonces el autorespeto, la autoestima y la aceptación de nosotros mismos es primordial.
- Decir lo que somos, compartirlo, sin invitar a otros, es un signo de dominio de nuestra vida.