Cómo saber si mi pareja es posesiva
En el mundo de las relaciones de noviazgo, todos los tipos de relaciones tienen cabida. Relaciones abiertas, cerradas, sanas, tóxicas, celosas, posesivas… El carácter de la relación depende de la personalidad de las personas que participan en ella, así como de la forma en la que se relacionan. Uno de los problemas más frecuentes cuando se trata de salvar relaciones, se caracteriza porque una de las personas que la integran es posesiva.
Existen relaciones positivas. Estas se basan en la empatía y el respeto hacia el otro. En este tipo de relaciones, las dos personas entienden que son libres para realizar cualquier actividad siempre y cuando no suponga una infidelidad. Tienen bien marcados los límites de este concepto. No obstante, existe otro tipo de relaciones, que podemos llamar tóxicas. Nos referimos a aquellas relaciones que limitan la libertad de los miembros, aunque esta libertad no suponga una infidelidad. Son relaciones en las que una o las dos personas tienen un comportamiento celoso o posesivo. Generalmente, estas relaciones desgastan mucho el sentimiento que se tiene hacia el otro, aunque crean un sentido de dependencia del que es muy difícil huir. Por ello no resulta fácil terminar la relación.
También es frecuente que la pareja que mantiene una relación con la persona posesiva termine sufriendo depresión o ansiedad.
Si sospechas que estás teniendo una relación tóxica, te recomiendo que sigas leyendo este artículo. En él vas a salir de dudas acerca de si tu pareja es posesiva. No te lo pierdas.
¿Por qué hay personas posesivas?
La posesión es una característica de la personalidad. No son pocos los que la tienen y practican. No solo se puede practicar en relaciones de amor, sino también en relaciones de amistad. Además, la posesión no solamente puede ir hacia una persona, sino también hacia cosas materiales o bienes.
Una persona posesiva se caracteriza porque lo quiere todo para si misma. No quiere compartir nada, ni en casos en que compartir no le genera ningún problema.
Las personas posesivas suelen tener este comportamiento debido a la dependencia que tienen hacia aquello que no quieren perder. Esta dependencia emocional les ata tanto a ello que necesitan hacer lo que sea para perpetuarlo. Para ellos, todo vale, también faltar el respeto de la otra persona. En casos extremos, pueden poner su vida en peligro. Muchas veces, no se dan cuenta de su comportamiento y lo catalogan como “normal”, o echan la culpa al comportamiento de la otra persona.
Generalmente, la persona que mantiene relación con otra persona posesiva va cayendo en sus posesión poco a poco. Es fácil no darse cuenta al principio de cómo esa posesión empieza a ahogar. Cuando la persona es consciente de la posesión del otro, ha perdido muchos amigos por el camino o ya está privada, sin saber cómo, de realizar muchas actividades que quisiera realizar.
Aunque este tipo de comportamiento tiene cura, en muchos casos se necesita acudir a un especialista para que pueda trabajar en ello. Solo así se conseguirá que la relación sea sana y tenga un final feliz.
Mi pareja es posesiva si…
Es celosa
Los celos son el primer signo que demuestran posesión. Con ser celoso nos referimos a repetir el comportamiento típico de los celos (pequeños enfados que irán a más, interrogatorios desmesurados…) se da aun cuando no existen razones reales para sufrirlo.
Una persona celosa es aquella que se enfada cuando quieres quedar con tus amigos, o te impide que vayas a la cita si no es con él. Generalmente, al principio de la relación los celos serán mínimos, pero poco a poco irán creciendo hasta convertirse en un verdadero problema para la relación.
Existen hombres y mujeres celosos. Una relación en la que las dos partes mantienen esta emoción resulta ser muy agotadora y tóxica, pues los celos son motivo de discusiones frecuentes sobre situaciones que pueden no tener ningún peligro para el bienestar de la pareja.
Es controladora
Esto tiene mucho que ver con la personalidad celosa. ¿Tu pareja te pregunta constantemente que has hecho? ¿Con quién has estado? ¿Dónde vas?
Generalmente, estas preguntas no se realizan por curiosidad. Para la persona controladora, saber este tipo de información es un medio para analizar el comportamiento de la otra persona. Y, generalmente, la persona controladora suele enfadarse cuando la otra persona ha realizado un plan sin tener en cuenta a la otra mitad.
El control no solo se refiere a los planes que haga la persona, sino también a toda su vida personal. Es frecuente que la persona controladora revise los objetos privados. Un ejemplo muy habitual es revisar el teléfono móvil del otro. De esta forma, accede a las posibles conversaciones que haya podido tener por chats o redes sociales.
Quiere que dejes de hacer cosas tu solo
Una de las principales características de la persona posesiva es que quiere apartarte de tu vida (tus aficiones, tus amigos, tu familia) para que solo te dediques a aquello que tenga que ver con la otra persona. De esta forma, poco a poco conseguirá ponerte en contra de familiares, amigos y conocidos, y más a favor de su círculo social. De esta manera, pretende que crees una dependencia hacia él que no es nada sana. Intenta que te sientas solo fuera de su círculo, y que esto te impida terminar con la relación.ç
Controla tu manera de vestir o maquillarte
Una persona posesiva llega a elegir por ti la ropa que debes de ponerte, como debes maquillarte e incluso puede prohibirte que lo hagas. Poco a poco, tu vas perdiendo libertad para elegir tu propia ropa.
Todo le vale para tenerte en exclusiva
Es normal que estos comportamientos creen disputas y entorpezcan la relación. Y es que la persona posesiva no controla su manera de actuar ante cualquier situación que no le guste. Generalmente, falta el respeto cortando la libertad de la otra persona. Esto puede darse con insultos e incluso agresiones físicas y psíquicas. Este tipo de conductas no se deben consentir bajo ningún caso y deben ser denunciadas cuanto antes, para evitar que se vuelvan a producir y que aumenten la gravedad.
Llegados a este punto, te invito a leer nuestro artículo «Cómo detectar el maltrato psicológico»
Si a tu pareja le ocurre esto, estás en una relación tóxica
Si tu pareja comparte estos comportamientos, estás en una relación tóxica. Estas relaciones se basan en su carácter dañino y suponen un círculo vicioso muy agotador, en el que los dos salen muy dañados.
La recomendación de los expertos es finalizar la relación amorosa cuanto antes, para evitar más desgastes y problemas. Aunque esto es mucho más fácil al inicio de la relación, también es viable cuando la pareja ya lleva tiempo junta y la posesión ha hecho su efecto. Salir de este círculo es la mejor decisión, pues corta por completo la posesión y con ella los problemas.
Te invito a leer nuestro artículo «Cómo reconocer a las personas tóxicas«.
A modo de conclusión
Una relación de pareja en la que uno de los dos componentes sea posesivo es una relación tóxica. La posesión de la persona surge a partir de un sentimiento de dependencia hacia una persona o cosa, quizás potenciado por la propia personalidad o por experiencias traumáticas vividas anteriormente.
Una persona posesiva es celosa, controladora, se enfada cuando realizas actividades sin tenerla en cuenta y te exige una serie de comportamientos que van en contra de la libertad de la persona (vestirte de una determinada manera, maquillarte, salir con amigos sin la persona posesiva…)
Su posesión la demuestra mediante enfados, faltas de respeto e incluso agresiones. Todo vale, porque todo está justificado para dicha persona. En realidad, nadie debe ser agredido, ni física ni psicológicamente. Por ello, ante una situación así, el mejor camino es denunciar este comportamiento.
Este tipo de relaciones son tan tóxicas que desgastan muchísimo emocionalmente. Por ello, la recomendación es terminar con ellas.