La paternidad es bonita, apasionante y muy gratificante. Para muchas personas, ser padre entra dentro de sus planes de vida, y supone un objetivo muy esperado que reestructura toda la vida de los familiares directos. Cuando por fin se da el embarazo, muchas personas se preguntan cómo será su bebé, y si estarán a la altura de la situación como padres, una vez convivan con su hijo. Las madres suelen tener las ideas más claras, mientras que los padres suelen hacerse más preguntas sobre cual será su rol y cómo lo llevarán a cabo. En definitiva, existen muchos padres que se preguntan si serán buenos padres.
Si este es tu caso, y quieres saber cómo puedes ser buen padre, te recomendamos que sigas leyendo este artículo. En él, encontrarás ideas que te permitirán estar a la altura de la situación. De esta manera, disfrutarás mucho más de tu hijo y crearás un vínculo entre los dos muy bueno, fuerte y sano.
Ser un buen padre está sobrevalorado
Antes de dar algunas ideas sobre lo que podemos hacer para ser buenos padres, deberemos sentar las bases de lo que significa ser buenos padres.
Actualmente, la sociedad atribuye la etiqueta de buen padre a aquellos hombres que se ocupan de sus hijos de la misma manera que lo hacen sus madres. En cambio, cuando un niño es cuidado por su madre, a esta no se le atribuye ningún calificativo positivo, o por lo menos no en la misma intensidad como al padre.
Ser un buen padre, por tanto, no es atender al hijo. Lejos de ello, esto es lo normal que debe realizar cualquier padre. Ser un buen padre es mucho más que eso. Aquí vamos a dar unas ideas sobre cómo podemos serlo.
¿Cómo ser un buen padre?
Si quieres ser un buen padre, lo primero que deberás hacer es garantizar la salud de tu hijo. Si fumas, es muy recomendable que dejes de fumar, o por lo menos, que no fumes cuando estés junto a tu mujer embarazada o con tu hijo. También deberás atender las necesidades de tu hijo cuando esté enfermo, y saber comportarte en otras situaciones similares, que demandan un cuidado extra de sus padres. Además de ello, para ser un buen padre debes llevar a cabo lo siguiente:
Dedícales tiempo a tus hijos
Al igual que a la madre se le exige que atienda a su hijo y reserve tiempo para estar con él, el padre también debe de hacerlo.
Nuestro hijo quiere estar con nosotros. Y necesita que el tiempo que le dediquemos sea de calidad. Aprovechan más 10 minutos de juegos con nuestro hijo, que 30 minutos de compañía sin prestarle atención. Estar mucho tiempo con nuestros hijos, pero sin prestarles atención, no está en las recomendaciones para ser un buen padre. En cambio, jugar con él, enseñarle nuevos aprendizajes o símplemente acompañarle en esas actividades que le gustan al niño, si que lo es.
Da buen ejemplo
Para educar bien a un hijo debemos, primero, educarnos a nosotros. Los hijos aprenden con el ejemplo de los padres. Lo que nosotros realizamos, es muy probable que ellos lo copien. Tanto es así, que en poco tiempo veremos reflejadas nuestras conductas en nuestro hijo.
Por ello, es muy importante hacer balance de lo que no nos gusta de nosotros mismos, o lo que no querríamos que nuestro hijo copiara. Y, una vez detectado, nos deberemos centrar en mejorarlo.
Por ejemplo, no podemos pretender que nuestro hijo no grite, si lo hacemos nosotros. Existen muchos otros ejemplos ilustrativos de cómo los hijos realizan conductas que los padres no quieren, porque se las han visto hacer a ellos.
No lo sobreprotejas.
Es normal que, como padres, nos sintamos tristes cuando nuestro hijo debe enfrentarse a una situación difícil para él. Su primer día de guardería o de colegio, su caída en el parque, sus lloros porque quiere una golosina. No obstante, evitar que nuestro hijo se enfrente a estas situaciones supone una sobreprotección que no será sana en los años posteriores. A medida que nuestro hijo vaya haciéndose mayor, deberá enfrentarse a situaciones de la vida estresantes o difíciles, por lo que necesitará que le enseñemos a ello desde pequeño.
Contribuye a que el ambiente familiar sea bueno
Pocas cosas hay más sanas para un niño en crecimiento que un buen ambiente familiar. Esto le da seguridad, lo que se verá reflejado en su personalidad.
Si la familia se trata con respeto y cariño, el hijo aprenderá a tratar así a los demás. Es el poder del ejemplo del que hablábamos anteriormente.
Anima a tu hijo a conseguir lo que se proponga
Un buen padre no limita las capacidades de su hijo. Por el contrario, confía en ellas y anima a que se supere paso a paso, siempre de una manera realista.
Nuestro hijo necesita que alguien le empuje en esas situaciones de inseguridad. Sobre todo en esos momentos, en los que no sabe si será capaz de enfrentarse a una situación nueva. Por ello, dile que estás muy orgulloso de sus avances. Además, hazle saber que siempre podrá contar con tu ayuda para conseguir lo que se proponga. De esta manera, tu hijo sabrá que eres su fiel compañero, y se sentirá capaz de conseguir lo que quiera.
Edúcalo de manera positiva
La disciplina y los límites son necesarios para los niños. Les enseñan cómo comportarse, y la importancia del respeto de normas. Antiguamente, la técnica de disciplina más usada era el castigo. Actualmente, muchos estudios ponen de manifiesto que es mucho mejor disciplinar de manera positiva, pues sus efectos son más potentes.
La disciplina positiva se basa en disciplinar con el amor y el respeto. Reforzando los buenos comportamientos, y entendiendo las emociones que les llevan a portarse de manera negativa. De esta forma, podremos solucionarlos desde la base.
Demuéstrale que le quieres
Darle un beso, decirle que confías en él y que lo quieres, refuerza mucho la relación entre padre e hijo. Nuestro hijo necesita saber que estamos orgullosos de él. Es necesario decírselo para que lo sepa. Ser cariñosos con nuestros hijos no nos hace peor hombres, ni es contraproducente para el pequeño. Al contrario: le ofrecemos un buen ejemplo, al mismo tiempo que estamos forjando una personalidad sana y decidida.
Con estas 7 recomendaciones, aprenderás a ser un buen padre para tu hijo. Además, contribuirás a mejorar vuestro vínculo y harás de él una persona segura y psicológicamente sana.
A modo de conclusión
Es muy común que, cuando se avecina la paternidad, los padres nos preguntemos si seremos unos buenos padres. Actualmente, la sociedad sobrevalora la etiqueta de buenos padres, pues un hombre recibe este distintivo por cuidar de su hijo de la misma manera que lo hace su madre, quien no recibe tal calificativo. Por ello, debemos huir de la idea de que buen padre es aquel que se ocupa de sus hijos, pues esto, más que ser un privilegio, es una responsabilidad.
Ser un buen padre implica otras implicaciones superiores. En este artículo hemos comentado algunas de ellas, que todo hombre que desee ser mejor padre puede ponerlas en práctica. Son fáciles, refuerzan el vínculo con nuestro hijo y además, contribuye a crear una personalidad sana y segura. Con esto, desarrollará una forma de ser muy resistente a posibles problemas psicológicos, por lo que merece la pena intentar ser un buen padre. Siempre se puede mejorar la calidad de la atención que le damos a nuestro hijo.
Pasar tiempo de calidad con él, no sobreprotegerle, educarlo desde el cariño y el respeto y demostrarle amor son solo algunas de las ideas que recomendamos en este artículo. De ti depende llevarlas a cabo y conocer sus efectos positivos en la salud psicológica de tu hijo.