Cómo dejar de dormir con la boca abierta
Si eres de los que mientras duerme respira por la nariz, querido amigo, qué suerte tienes. Lo normal es que todas las personas hicieran esto, ya que el mejor método de respirar es inspirando por la nariz, en vez de por la boca.
Es un error pensar que no pasa nada por respirar por la boca mientras dormimos. No se trata únicamente de una cuestión de roncar o no roncar. Quizás duermas solo y no te importe roncar ya que no hay nadie a quien molestar. O directamente tu pareja se ha acostumbrado, duerme como un tronco o se ha comprado unos tapones para oídos tan potentes que tus ronquidos no le afectan. Genial, si es así. Pero el problema va más allá. El problema realmente viene cuando estamos horas y horas respirando un aire que nuestro cuerpo no ha filtrado previamente.
Por qué es importante dormir con la boca cerrada.
Debemos entender un poco el funcionamiento del sistema respiratorio para entender el porqué de la importancia de respirar por la nariz. Lo primero que hay que saber es que nuestra nariz es un nido de cilios, de pelitos pequeños que están ahí para atrapar todas las partículas indeseadas. Alrededor de esos pelitos, se crea la mucosa que ayuda a retener partículas que pueden ser polvo, contaminación o incluso virus o bacterias.
El aire, una vez que pasa la nariz, atravesará la tráquea. Por suerte, esta también contiene cilios, al igual que los bronquios, por lo que tenemos una protección muy fuerte contra todo tipo de partículas nocivas que intenten penetrar hasta nuestros pulmones. Gracias a todos estos mecanismos, lo que conseguimos es no enfermar tan rápidamente. Por eso, cuando estamos malos, acatarrados, con resfriado o con gripe, nuestra nariz se llena de mocos, ya que lo que está intentando hacer nuestro cuerpo es eliminar todas esas sustancias que están causándonos la enfermedad.
Pues bien, ahí radica la importancia de dormir con la boca cerrada. Para que el aire pase por el primer e importantísimo filtro, como es la nariz. Si dormimos con la boca abierta, significará que probablemente estemos respirando por ella (aunque puede ser que esté abierta y que estemos respirando por la nariz).
Pero no solo la penetración de sustancias indeseadas a nuestro organismo es importante a la hora de dormir con la boca cerrada. Una de las consecuencias más desagradables de ello es levantarse con la boca seca y pastosa. Si eres de los que se despiertan a media noche porque necesitan beber agua, lo sabrás de sobra (os aseguro que yo soy una de ellas, me puedo beber un litro de agua cada noche). Y esa sensación de despertarse con la boca que no puedes ni moverla es de las peores sensaciones con las que te puedes levantar.
Qué puedes hacer para dormir con la boca cerrada.
Por eso, yo te traigo estos sencillos consejos para que dejes de una vez por todas de dormir con la boca abierta.
Cambiar de postura.
La primera técnica y la más sencilla es intentar cambiar de postura. Parece una tontería, pero el aire no entra con la misma facilidad en la nariz en todas las posiciones. Una vez me pasó que tuve bronquiolitis y era incapaz de respirar cuando estaba tumbada. Así que para dormirme tenía que tumbarme boca abajo, colocar las rodillas debajo de mi tripa y estirar bien los brazos hacia delante. En esa postura, enseguida empezaba a notar cómo mis pulmones se relajaban y el aire podía entrar mucho mejor. Así que la postura es importantísima. Quizás notes que de costado, en postura fetal, el aire entra con más facilidad por tu nariz, o puede ser que la postura sea boca abajo. Tómate unos minutos esta noche para averiguarlo. Una vez que halles tu postura ideal, concilia el sueño y cruza los dedos para que esta técnica te funcione.
Si a la mañana siguiente te has levantado de nuevo con la boca pastelosa, significa que la técnica anterior, la de la postura, no está hecha para ti.
Quitar todas las alfombras.
Otro método que puedes usar es el de retirar todas las alfombras de tu habitación. Es sabido que las alfombras, si no se limpian correctamente todos los días (entendiéndose correctamente por lavados en seco que maten todas las bacterias), suponen un cúmulo de ácaros y bacterias indeseadas. Es normal que el polvo se acumule y, si encima se tiene mascotas, el pelo de estas hará que las alfombras se llenen de ácaros.
Es muy posible que estas sustancias indeseadas provoquen que tu cuerpo genere mucosidad para evitar que entren en los pulmones, como decía al principio del artículo. Así, sin que tú te des ni cuenta, comenzarás a respirar por la boca a mitad de la noche.
Si esta es la causa por la que duermes con la boca abierta, tenemos un problema, porque eso significa que tu cuerpo está constantemente detectando materiales nocivos para tu sistema y tú, al abrir la boca mientras duermes, estás dejándolos entrar sin que pasen el filtro de los cilios de la nariz. Así que intenta deshacerte de todas ellas. Si al quitarlas ves que mejoras, ya tienes la solución.
Cambiar el colchón, la almohada y las sábanas.
Esto mismo también es aplicable al colchón y la almohada en la que duermes. Según los expertos, el colchón hay que cambiarlo cada ocho o diez años, aunque si te levantas con dolores musculares o con sensación de agotamiento (más del normal), es signo de que tu colchón está viejo y tienes que pasarte por una tienda de muebles urgentemente. La obsolescencia de la almohada, en cambio, es muchísimo menor: es de dos años. Pero lo mismo, si notas que duermes mal, que te levantas con dolor de cuello, es hora de cambiarla. En cuanto a las sábanas, una vez a la semana será suficiente. En este cambio semanal tendrás que quitar todas las sábanas, la bajera y la de las almohadas incluidas, y lavarlas como mínimo a sesenta grados para asegurarte de que la eliminación de todas las bacterias y ácaros es total. Parece una tontería, pero en las sábanas se contiene infinidad de bacterias que pueden producir que duermas con la boca abierta, ya que estarían constantemente atacando la mucosa de la nariz. E incluso pueden ser las causantes de provocarte otro tipo de enfermedades, ya que estás más expuesto a ellas.
Dormir con las ventanas abiertas.
Otra opción, que está bastante relacionada con la anterior, es la de dormir con las ventanas abiertas. Yo vivo en una zona de montaña, donde las mínimas en verano rondan los cinco grados, así que imaginad en invierno. Por lo que yo esta técnica creo que jamás la probaré. Si tienes la suerte de vivir en un sitio en el que puedas dormir con las ventanas abiertas (ya sea porque no hace mucho frío o porque la contaminación acústica es tan leve que no te llegan a despertar los ruidos de la calle), te ayudará para combatir tu lucha contra el dormir con la boca abierta. Es posible que, si tu habitación es pequeña, tienes muchas cosas y la ventilación durante la noche es nula, tus pulmones lleguen a tener la sensación de “ahogamiento”. Notan que la calidad del aire es mala y sienten la necesidad de coger más y más aire. Así, tu cerebro te ordenará respirar por la boca en vez de por la nariz, para que la cantidad de aire que llegue a tus pulmones sea mucho mayor. Si tenemos las ventanas abiertas, el aire estará constantemente renovándose, por lo que tu cerebro no tendrá la necesidad de ordenarte que tomes más aire.
Evita las plantas dentro de tu habitación.
A este respecto, es muy importante también que no tengas plantas dentro de tu habitación. Por todos es sabido que las plantas realizan la fotosíntesis, mecanismo mediante el cual obtienen la luz suficiente como para crear la clorofila, sustancia que es vital para su desarrollo. Durante el día, las plantas están constantemente cogiendo dióxido de carbono del ambiente y lo transforman en oxígeno. Pero durante la noche, el proceso se revierte, al no haber luz con la que poder hacer la fotosíntesis. Así, toman el oxígeno que las rodean y lo convierten en dióxido de carbono. Si dormimos en una habitación cerrada en la que tenemos muchas plantas, estaremos durmiendo en un espacio donde el dióxido de carbono abunda, y como es una sustancia que es muy perjudicial para nuestro organismo, nos estaremos poniendo en peligro. Si hay mucho dióxido de carbono, nuestro cerebro mandará esa señal de que necesitamos meter más aire en los pulmones, por lo que empezaremos a respirar por la boca sin darnos cuenta. Yo soy de tener muchas plantas dentro de la habitación, pero es una estancia muy grande y no hay problema. Pero si tu cuarto es muy pequeño y tienes más de dos o tres plantas, será mejor que las saques por la noche. Hablamos de plantas grandes, no vayas a sacar al pobre cactus que tienes en el escritorio al pasillo cada noche.
Métodos de farmacia.
Si nada de esto te funciona, entonces puedes pasar a los métodos farmacológicos. Si no eres muy amigo de los químicos y los sistemas antinaturales, por llamarlos de alguna manera, lo mejor será que preguntes en la farmacia por las cintas para dormir. Son una especie de esparadrapo que se pone verticalmente encima de los labios, desde el final de la nariz hasta casi la barbilla, para evitar que la boca se abra durante la noche. Normalmente, estas cintas vienen con una especie de crema que te tienes que echar antes en la zona donde vayas a colocar la cinta, para que al día siguiente puedas despegarla sin irritar la piel y sin que te duela demasiado. Es un método bueno, que la gente que lo ha usado asegura que funciona, pero la verdad es que es un poco desagradable si vas a dormir con alguien, a no ser que ya tengas mucha confianza, ya que no es nada estético y no todo el mundo puede llegar a entenderlo.
Más discretas son las tiras que se ponen en la nariz y que ayudan a abrir las fosas nasales durante la noche. Este método es muy eficaz si abres la boca porque se te tapona la nariz por la noche. A diferencia de la última técnica, esta sí que conlleva químicos, medicamentos que harán que tus fosas nasales se despejen. Es un método económico (lo puedes encontrar en la farmacia por unos siete euros) y consiste en una tira que se pone horizontalmente en la nariz, de un lado a otro. Sirve para que tu nariz esté despejada toda la noche y por lo tanto puedas respirar por ella, evitando roncar y la molestia horrible de levantarte con la boca seca.
Si nada te funciona, acude a tu médico.
Si aun así, después de intentar estas técnicas, no has conseguido dejar de dormir con la boca abierta, será conveniente que acudas a tu médico para que te indique qué hacer. Quizás te ponga en algún tratamiento que considere efectivo o te mande al facultativo preciso para ayudarte con tu problema.