Cómo tomar semillas de lino

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Está claro que somos lo que comemos. Llevar una dieta sana y equilibrada puede ayudarnos a vivir muchísimos años más. Puede ayudarnos a no enfermar, a tener más energía, más memoria, menos colesterol, menos hipertensión, menos calambres… en fin, todo lo que uno se pueda imaginar. Se tenga la dolencia que se tenga y se busque el resultado que se busque, seguro que hay algún alimento que puede convertirse en nuestro aliado. Últimamente no paramos de escuchar la palabra “superalimento”. Pero, ¿qué son? No hay una definición concreta para ellos, pero al final todo se reduce a que son alimentos que portan gran cantidad de nutrientes y que, sabiendo cómo tomarlos, pueden ayudar muchísimo a nuestra salud. Algunos de estos superalimentos son, por ejemplo, la chía, la quinoa, el aguacate y, por supuesto, las semillas de lino.

Qué son los superalimentos.

Se diferencian de otros alimentos en que la cantidad de nutrientes que contienen es muchísimo mayor que la de cualquier otro alimento. Están llenos de vitaminas, antioxidantes, fibra, fitoquímicos, minerales o fitonutrientes que son muy beneficiosos para nuestra salud.

Y no nos engañemos, los superalimentos no son una cosa de ahora, como muchos quieren hacernos creer. Las propiedades de los alimentos han sido estudiadas desde hace miles de años. Las culturas antiguas ya se fijaban en los beneficios que cada alimento nos daba. Pero hoy en día están muy de moda y es por una simple y sencilla razón: en los últimos años, nuestras neveras están llenas de procesados. De comida precocinada, comida que ha sido procesada en una fábrica y que ha perdido la mayoría de los nutrientes que tenía la materia prima en sí. Por eso últimamente se está poniendo tan de moda eso de comer “comida real”. Comida sin procesar —que no ecológica, no confundamos los términos— y que llegan a nuestro plato tal y como la tierra nos los da. Por ejemplo, no es lo mismo comernos una manzana que una compota de manzana comprada en el supermercado. A esa compota le habrán añadido azúcar, que ya de por sí es un procesado muy perjudicial para nuestra salud, y multitud de conservantes y potenciadores del sabor. Eso, no es un alimento real.

Los superalimentos son un buen ejemplo de lo que podría ser comida real. Alimentos que, normalmente comidos crudos, nos aportan gran cantidad de nutrientes y que no han sido procesados antes de llegar a nuestras manos.

Adentrándonos en el mundo de las semillas de lino.

Una vez que sabemos lo que son los superalimentos, pasaremos a hablar de las semillas de lino, que también se conoce como linaza. Se trata de unas pequeñas semillas, de tamaño muy reducido —parecido al que tienen las semillas de chía— y que son de un color marrón rojizo, aunque también las podemos encontrar de un tono dorado, verde o negruzco, dependiendo del tiempo que haya pasado desde su extracción.

Tiene muchísimos nutrientes y sirven para infinidad de cosas. Nos pueden aportar multitud de beneficios. Pero por lo que son más conocidas es por ser una fuente muy importante de ácidos omega 3. Aunque no se quedan ahí sus propiedades, ya que también son una fuente de fibra, de vitamina B1 y manganeso.

Estas semillas vienen de la planta que lleva su nombre, el lino. Ya fueron conocidas sus amplias propiedades para la industria textil, ya que sus fibras son muy manejables y es muy útil usarlas para hacer ropa, sobre todo para prendas frescas y sueltas, de verano. También es muy conocido su uso en cuanto al aceite. El aceite de lino tiene muchísimas grasas poliinsaturadas, lo que le convierte en un gran aliado para aquellas personas que quieren combatir enfermedades como el colesterol.

Gran contenido de omega 3.

Uno de los beneficios más importantes que nos puede dar las semillas de lino es su alto aporte de omega 3. El omega 3 es una grasa muy importante para nuestro corazón y para nuestro cerebro. Para el corazón porque está demostrado que los ácidos grasos omega 3 ayudan a aumentar el tiempo de coagulación de la sangre, lo que se traduce en una reducción evidente de los problemas cardiovasculares. Y para el cerebro es muy importante porque ayuda a su desarrollo y a evitar el envejecimiento prematuro de este. Está demostrado que los estudiantes que toman estos ácidos grasos, rinden muchísimo más en los estudios. También es muy importante para las embarazadas, ya que las ayuda a tener un embarazo mejor, aportando muchísima salud al feto. También ayuda a combatir enfermedades mentales como la depresión. Estos ácidos grasos no se encuentran únicamente en el lino, sino que también los pescados y el marisco son una buena fuente, así como la soja o las nueces.

Fuente de estrógenos.

También son una fuente muy importante de lignanos, que cuando son introducidos en el cuerpo humano, funcionan como estrógenos. Esta capacidad solamente la tienen el aceite de lino y las isoflavonas. Esta propiedad es importante que la tengan en cuenta las mujeres que estén con la menopausia. Una fuente extra de estrógenos, ayudará a un correcto funcionamiento del sistema, evitando efectos secundarios como la depresión, el malestar general, los sofocos y los cambios de humor.

Gran contenido de mucílagos.

Además contiene muchos mucílagos. Esto significa que las semillas del lino, al contacto con los jugos gástricos, se hinchan y se convierten en una sustancia babosa. Esto, cuando pasa por el intestino, supone que los residuos que genera nuestro cuerpo se expulsen más fácilmente. Así, no solamente es una ayuda contra el estreñimiento, sino que también es una forma natural de desintoxicar nuestro cuerpo cuando notemos que lo necesite.

Cómo se deben tomar las semillas de lino.

Ahora hablemos de cómo tomar estas semillas de lino. En internet, a poco que se busque, se pueden encontrar infinidad de recetas, pues es un ingrediente muy versátil y que puede cocinarse de muchísimas formas.

Tomar las semillas directamente.

La primera, la más sencilla. Añadir una cantidad de semillas de lino, una cucharada por ejemplo, a un vaso de agua. Veremos cómo las semillas empezarán a hincharse y a convertirse en esa sustancia babosa de la que hablaba antes. Entonces las podremos comer con una cuchara.

También se pueden añadir a un yogur. Es tan fácil como añadir una cucharada al yogur que solemos tomar y se puede edulcorar un poco con azúcar o sacarina. A mí, personalmente, esta opción me gusta más que la anterior, pues me parece más cómoda y mucho más rica que la de echar las semillas en agua.

Añadir las semillas a la repostería o pan casero.

Pero si lo que queremos es una receta un poco más elaborada, podemos preparar pan casero, por ejemplo, y añadirle unas cucharadas a la masa. Tendremos que amasar bien para que las semillas se repartan uniformemente, no quedando demasiadas en un mismo espacio, y hornear de manera normal. Después se puede espolvorear alguna más por encima del pan y tostar un poco para darle un toque crujiente.

Hay que decir que se ha demostrado que las propiedades de las semillas de lino son las mismas tanto si se comen enteras como machacadas. Es posible que no te guste la textura de las semillas o te resulte incómodo encontrártelas cuando estés comiendo algo, así que una buena opción para ti es molerlas con un molinillo y añadirlas en forma de harina. Las propiedades serán las mismas y su contenido casi imperceptible.

Otra receta que a mí me gusta mucho es la de las galletas. Igual que con el pan, cogemos la receta original que tengamos de galletas y le añadimos las semillas a la masa. Aquí quizás lo mejor sea añadirlas en forma de harina, amasando bien para repartirlas uniformemente y mezclar con algún topping como pepitas de chocolate. El sabor será casi imperceptible y, al no encontrarte las semillas enteras, nadie se dará cuenta de que las has añadido.

También se pueden añadir a un bizcocho, por ejemplo, o a unos cruasanes. Da igual el postre que hagas, puedes echar una cucharada o dos a la masa que sea y hornear como en la receta original. Si lo hacer con la harina de las semillas, estas serán imperceptibles, pero estarás dando a tu postre un aporte nutricional muy importante que la repostería que puedes comprar en un supermercado jamás te dará.

En cuanto al horneado, es cierto que las semillas pierden un poco de sus ácidos beneficiosos para nuestra salud. Pero la reducción es mínima. Si la temperatura del horno no sobrepasa los ciento cincuenta grados, el horneado puede durar horas y las semillas perderán una parte insignificante de sus nutrientes. Así que no tengas miedo de hacer platos que requieran una gran cantidad de calor, ya que las propiedades de las semillas de lino seguirán casi intactas.

Añadirlas a nuestra comida habitual.

Otra opción es echarlas directamente en el plato que vayamos a comer. Quedan muy bien si las mezclamos con la ensalada o con una menestra de verduras. Aunque en realidad se pueden echar en cualquier guiso, ya sea de carne o pescado.

Aunque sí es cierto que se pueden comer enteras, lo más adecuado, en realidad, es triturarlas antes de ingerirlas. Se puede hacer, por ejemplo, con un mortero. También es muy buena idea tomarlas molidas. Esto es porque si lo hacemos de esta manera, a nuestro estómago le va a costar menos trabajo digerirlas que si las comemos enteras. Si las molemos ayudaremos a nuestro organismo a captar todos los nutrientes más fácilmente. Eso sí, si se opta por esta segunda opción y se quiere tomar las semillas de lino trituradas o molidas es mejor que las trituremos o las hagamos harina inmediatamente antes de ingerirlas. Así nos aseguraremos de que todas las propiedades de las semillas quedan intactas. Si las dejamos trituradas durante mucho tiempo, sus beneficios disminuyen considerablemente. Así que, aunque es muy tentador moler todas las semillas de golpe y tenerlas en un tarro para ir sirviéndolas poco a poco sin tener que moler todo el rato, debemos descartar esa idea si queremos aprovecharnos de todos los beneficios de las semillas de lino.

Cosas que tienes que tener en cuenta antes de consumirlas.

Como vemos, son muy polivalentes y dan mucho juego a la hora de cocinar. Pero hay que tener cuidado. Es importante asegurarnos de que no somos alérgicos al lino, cosa que puede ocurrir. Si somos alérgicos, después de comer estas semillas, nos saldrán ronchas por la piel, sensación de mareos, vómitos, en algunos casos dificultad para respirar, urticaria, estornudos, picazón o congestión nasal, entre otros mucho síntomas.

Tampoco es recomendable que las mujeres embarazadas tomen estas semillas, así como en el periodo de lactancia, ya que, como dijimos antes, el lino es una fuente importante de estrógenos y su ingesta —siempre que no esté controlada por un médico— puede ser perjudicial para el embarazo.

Tampoco es recomendable su uso en las personas que tengan problemas hemorrágicos. Precisamente por lo que decíamos antes, que las semillas de lino ayudan a ralentizar el tiempo de coagulación de la sangre.

Se ha demostrado que las semillas de lino son beneficiosas si lo que se busca es bajar de peso, por su alta cantidad en fibra. Y también ayuda a disminuir los niveles de azúcar en sangre. Así que si eres diabético y usas medicación para la diabetes, tienes que tener cuidado si tomas lino, porque podrías sufrir un bajón de azúcar importante.

Si tienes duda sobre este producto, acude a un facultativo experto en la materia que te pueda guiar sobre su uso.

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