Cómo olvidar un amor

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La mayoría de nosotros, al margen de la edad, seguro que hemos pasado por lo que llamamos «mal de amores». Es uno de los peores momentos de nuestra vida, o al menos eso nos lo parece durante el proceso. Después nos damos cuenta que es una etapa más de la vida y algo natural. De este momento podemos salir mucho más fortalecidos y aprender sobre esta experiencia. Quizás haya sido por el fin de una relación o justamente por el no comienzo de una. Hay muchas razones por las que queramos olvidar a un amor. Todo depende de cuánto de amor sentimos por la otra persona y de nuestra capacidad para levantarnos.
Igual podemos pensar que es el fin del mundo y que no volveremos a encontrar a otra persona. Es sólo una sensación temporal que nos viene a todos a la cabeza. Pero todo es pasajero, incluido el desamor.

Es un gran tema y una gran preocupación por nuestra parte. Tenemos muchas referencias tanto en la música, como en la poesía o en el cine. Esto demuestra la importancia que tiene en nuestras vidas. La etapa de duelo puede variar, depende de la persona, de las circunstancias o de la relación. O de la facilidad para olvidar.
Para quienes sientan que el amor lo es todo en la vida, este problema puede muy duro. Si la parte más importante, o la que más necesitamos, nos falla parece que todas las demás seguirán el mismo camino. Pero es un problema que también tiene solución.

Aunque no seamos capaces de verlo en el momento, el tiempo es el remedio a todos los males. Las heridas terminarán por sanar, no sin dejar cicatrices. En este texto encontraremos posibles soluciones o consejos para que el proceso sea más llevadero y conseguir superar esta adversidad. Es preciso intentar estar animado.

Olvidar a un amor

Olvidar el amor y las fases

Seguramente, si hemos pasado una o varias veces por este duelo, identifiquemos alguna de las fases. Una ventaja de esto es que sabremos que podemos superarlo. Pero si no hemos experimentado dicho proceso, este texto nos ayudará a reconocerlas y a saber llevarlas lo mejor posible. El proceso de olvidar puede estar formado por las siguientes fases:
-La negación. Es la primera reacción ante cualquier problema que no queremos enfrentar; no reconocerlo. Puede que no estemos preparados o no queramos aceptar la realidad. Esto no va a hacer que el problema desaparezca o se solucione. Es una fase con peligro de estancamiento. Se dice que es el primer paso para superarlo, pero solamente si no nos anclamos en este pensamiento.

-La ira. Es una forma de canalizar nuestro dolor. A veces es muy pronto para, una vez aceptado, hablar sobre el problema. Una cosa es aceptar la pérdida y otra es encarar el problema. Puede que paguemos los platos rotos con los inocentes. Pero es la manera que tenemos de sacar las emociones sin sentirnos débiles o desprotegidos. La ira es una especie de armadura en el que pensamos que la mejor defensa es un buen ataque. Siempre solemos echar la culpa a los demás en esta fase, evitando a toda costa pensar en nuestras acciones.

-La negociación. Es el momento en que empezamos a hablar con nosotros mismos acerca de la pérdida. Empezamos a analizar todo lo que ha pasado e intentamos buscar una solución que nos ayude a recuperar ese amor. O solucionar el problema. Esta es una fase engañosa, ya que, aunque no haya posible arreglo, lo intentaremos.

Cómo olvidar el amor

Fases finales

-El dolor. Finalmente, una vez quitada la armadura es cuando empezamos a sentir las verdaderas emociones. A veces están en lo más profundo de nuestro corazón, tan escondidas que ni sabemos que estaban ahí. Es normal en esta fase sentirse deprimidos, pero eventualmente mejoraremos. Es una etapa muy importante, ya que es necesario para poder superarlo. No se puede arreglar un problema si se huye de él o se entierra. Por eso, sentir el dolor y enfrentarlo es la única forma de eliminarlo.

-La aceptación. Aquí es cuando, lo creamos o no, empezamos a levantarnos. Puede que sea el paso más duro de toda la fase. Enfrentar a una situación que nos da miedo es una de las cosas más difíciles de hacer. Pero ocurre algo positivo cuando finalmente damos este paso. Cuando estamos aceptando la realidad, inconscientemente nos empezamos a hacer a la idea. Esto significa empezaremos a estar preparados para pensar en un futuro sin este amor. La visualización de una alternativa es crucial, ya que para andar por un camino antes tenemos que verlo.

Malos hábitos vs buenos hábitos

El peligro por tener una mala etapa también son los hábitos que podemos incorporar a nuestra vida. Mucha gente busca sentirse mejor de manera inmediata y de forma superficial. Es por eso que basan la superación en beber alcohol o fumar. O algunas otras formas. El verdadero riesgo es que sí conseguimos mejorar nuestro estado de ánimo. O por lo menos, que sea más fácil pasar el día sin sentirse mal. Es recomendable que encontremos maneras de vivir mejor.

Es peligroso porque si es algo que creemos que funciona o nos hace sentir bien, seguramente terminemos abusando de su consumo. Y pasado un tiempo nos daremos cuenta que eso tampoco nos ha mejorado nuestro estado. Simplemente nos ha distraído mientras el dolor se hacía profundo dentro de nosotros. Es muy aconsejable buscar otras distracciones que sí nos ayudarán a avanzar en nuestro duelo. El ejercicio será un gran amigo, ya que beneficia el deporte a nuestra salud. Nos sentiremos con más fuerza y liberaremos todo eso que llevamos dentro.

Consejos

Es difícil olvidar a un amor, pero la clave para conseguirlo es mirar hacia delante. Es normal que nuestra primera reacción sea no querer hacer nada. O, mejor dicho, que no nos pase nada más. Es por eso que solemos encerrarnos en casa o evitar conversaciones que puedan ser dolorosas. El proceso lleva su tiempo porque no es lo más común superarlo en dos días, por eso hemos de ir avanzando poco a poco. Si nos sentimos demasiado agobiados, probablemente nos interese ejercicios para combatir el estrés.

Habla del tema, en vez de huir de él, es algo que definitivamente nos ayudará a dejarlo atrás. Mientras no queramos decir todo lo que sentimos o pensamos, esas palabras seguirán con nosotros. Es un paso muy difícil atreverse a hablar, pero una vez hecho sentiremos que nos hemos quitado un peso de encima. Igual nos sentimos un poco más tristes, pero es parte del proceso. Porque una vez que nos hayamos animado a hablar, nos daremos cuenta que seremos capaces de sacar las mismas fuerzas para superarlo.

Es fundamental que nos apoyemos en nuestro entorno, que salgamos a divertirnos y que tratemos de hacer vida normal para conseguir olvidar. No caer en distracciones, sino saber hacer uso de ellas. Una distracción es buena siempre que te ayude a desconectar, pero se convierte en excesiva si no te deja avanzar. Es como si nos dislocamos un hombro y si no nos movemos nos seguirá doliendo. Pero no tanto como el daño que sufriremos cuando nos lo tienen que volver a poner en su sitio. No queremos que llegue ese momento porque dolerá y estamos más cómodos teniéndolo dislocado. Pero en el fondo, sabemos que es un paso que hay que dar para la curación. Esto es parecido, no hay que alargar el momento.

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