Tipos de Neumonía – Síntomas y Tratamientos
Aunque esta afectación suele presentarse en pacientes ancianos y niños, cualquier persona de cualquier edad puede ser afectada por una infección. En un año, se registran entre 7 y 15 casos por cada millar de personas. En países desarrollados, la neumonía es la sexta causa de muerte. Aunque su afectación principal se sitúa en África, puede estar presente en todo el mundo.
La neumonía es una afectación provocada generalmente por una infección bacteriana que afecta al sistema respiratorio, aunque también puede ser desencadenada por una infección vírica.
Tipos de neumonía
Esta afectación tiene diferentes tipos. Se pueden clasificar en tres grupos:
Neumonía Lobular
Este tipo de infección también es conocida como Neumonía Segmentaria. Es aquella que afecta a un lóbulo pulmonar en más de la mitad del órgano, o en su totalidad. Está causada por una lesión en el pulmón. Generalmente, el microorganismo causante de este tipo de neumonía es el neumococo.
Este tipo de infección puede ocurrir en personas de cualquier edad. Su afectación es fuerte, así como sus síntomas, pero su curación no suele presentar complicaciones. Su tratamiento se basa en antibióticos, restaurando el pulmón dañado en su totalidad.
Neumonía intersticial
Este tipo de infección se diagnostica cuando los tejidos de los pulmones están inflamados y dañados. Entre sus causas, encontramos la aspiración de diferentes sustancias tóxicas (como polvos y/u hongos), y la inhalación de nicotina. Además, este tipo de neumonía puede estar producida por enfermedades autoinmunitarias, como la artritis, sarcoidosis o lupus.
Cursa con síntomas de tos seca, hipertensión pulmonar y disnea, ente otros.
Bronconeumonía
Es aquella infección en la que el sistema respiratorio resulta inflamado. Suele afectar especialmente a los bronquios y los pulmones. Estos órganos suelen cubrirse de mucosidad, que dificultan el trabajo del sistema respiratorio.
Está producida por diferentes bacterias, entre ellas encontramos los neumococos, estreptococos y bacterias coliformes.
A diferencia de los anteriores tipos, la Bronconeumonía suele presentarse en personas ancianas y en bebés entre 3 y 6 meses de edad. Los síntomas con los que cursa con fiebre alta, tos, mucosidad que gotea, dificultad para respirar debido a nariz tapada y para tragar y respiración acelerada, entre otros.
Clasificación en función de su aparición
Encontramos, además, otra clasificación de la neumonía en función del lugar donde se contagie la infección. Esta clasificación contiene tres tipos: Neumonía adquirida en la comunidad, nosocomial o intrahospitalario y relacionada con la asistencia sanitaria.
Neumonía adquirida en la comunidad
Este tipo de neumonía se caracteriza por estar producida por una infección transmitida fuera del ámbito hospitalario.
Neumonía nosocomial o intrahospitalaria
El foco de infección de este tipo de neumonía proviene de dentro del ámbito hospitalario. Se considera también intrahospitalaria si se produce entre las 48 horas y los 10 días después de una alta hospitalaria.
Neumonía relacionada con la asistencia sanitaria
Este tipo de neumonía ha sido contagiada en centros de larga estancia hospitalaria, como centros de diálisis, hospitales de día, durante una sesión de quimioterapia…
Factores de riesgo de la neumonía
Algunos de los factores de riesgo que pueden desencadenar una neumonía son los siguientes:
- Inhalación de diferentes sustancias, como nicotina (fumar), hongos y polvos.
- Estar en proceso gripal
- Haber sufrido trastornos cerebrales como accidente cerebrovascular, lesión en el cerebro, parálisis cerebral y demencia, entre otros.
- Haber pasado por una cirugía reciente
- Sufrir una enfermedad pulmonar crónica (EPOC)
- Padecer problemas del sistema inmunitario
- Mientras se recibe tratamientos que puedan bajar las defensas (como quimioterapia)
Síntomas de la neumonía
Los síntomas más característicos con los que cursa este tipo de infecciones son los siguientes:
- Malestar general
- Tos productiva
- Fiebre alta
- Aumento de la frecuencia cardiaca
- Aumento de la respiración, con dolor en el tórax
- Al inspirar y respirar se produce una especie de silbido que el médico puede escuchar con un estetoscopio
- Flemas con pus
Prevención de la neumonía
La Organización Mundial de la Salud recomienda realizar un conjunto de conductas para prevenir el contagio bacteriano y vírico que puede desencadenar neumonía.
Las recomendaciones son las siguientes:
- Administrar la vacuna en los niños, para prevenir su aparición
- Establecer el hábito de lavarse las manos y llevarlo a cabo frecuentemente, para eliminar cualquier tipo de agente infeccioso.
- Limpiar el aire en habitaciones, especialmente en aquellas donde pasamos gran parte del tiempo.
- Seguir unos buenos hábitos de vida pueden prevenir no solo la neumonía, sino cualquier otra enfermedad.
Tratamientos de la neumonía
Ante un cuadro de neumonía, es el médico quien debe recetar y pautar los diferentes medicamentos de los que se componga el tratamiento.
En función de la gravedad y el riesgo de cada paciente, el personal sanitario optará por pautar diferentes tratamientos, para conseguir un efecto óptimo en cada tipo de paciente.
De esta manera, los pacientes que presentan este cuadro clínico que no sea consecuencia de otros problemas de salud, suelen recibir tratamiento y el seguimiento será ambulatorio, mediante visitas a su médico de cabecera.
Los pacientes mayores de 65 años que tengan diagnosticadas otras enfermedades, pueden requerir ingreso hospitalario. Si la infección es grave y presenta problemas asociados, pueden necesitar ser ingresados en Unidad de Cuidados Intensivos.
Generalmente, los fármacos que se recetan para el tratamiento de la neumonía suelen ser antibióticos, dando un buen resultado en la mayoría de los casos. Empezar a tomar este tipo de medicación al principio de la neumonía hace que sus efectos sean más rápidos.
Los antibióticos más recetados para tratar la neumonía suelen ser penicilinas, quinolonas y macrólidos. En función del tipo de bacteria causante de la enfermedad, pueden recetarse un tipo u otro de antibióticos, así como la combinación de varios tipos.
Es el médico quien debe pautar y combinar la medicación necesaria en función de nuestro estado y de la afectación pulmonar. La automedicación y el uso de antibióticos sin causa real puede provocar resistencia a este tipo de medicamentos.
Medidas generales que ayudan a curar la neumonía
Además de visitar al médico, existen unas medidas que podemos hacer nosotros mismos y que ayudarán a la recuperación. Una buena hidratación y guardar reposo pueden ser beneficiosos para recuperarse lo más pronto posible.
Además, cuidar nuestros hábitos de vida puede prevenir la aparición de esta afectación. Cuidar nuestra alimentación, hacer deporte en función de nuestras limitaciones y evitar sustancias dañinas para nuestro organismo, como el alcohol y el tabaco, mejoran nuestra salud al mismo tiempo que reducen la posibilidad de enfermar.
Conclusión
La neumonía surge a partir de una infección del sistema respiratorio provocada por diferentes agentes activos (bacterias como hongos y procesos víricos). Existen diferentes tipos de neumonías, en función de los órganos afectados y del lugar donde se ha producido el contagio.
Aunque generalmente afectan a niños y personas mayores de 65 años, cualquier persona está expuesta a ser contagiada por una infección causante de neumonía. Es por ello que es muy recomendable realizar unos hábitos de vida saludables para evitar enfermar; mantener una alimentación saludable, beber 2 litros de agua diaria, realizar ejercicio en función de las posibilidades de cada persona, no fumar, no exponerse a productos tóxicos que puedan inhalarse y respirar aire limpio en la medida de lo posible.
Si aún así somos contagiados, deberemos visitar al médico para que nos recete y paute medicamentos. Los antibióticos suelen ser una buena opción, aunque la elección del tipo de antibiótico se realiza en función del tipo de neumonía y de las características personales de cada paciente.