Cómo ser gracioso
En la actualidad, el ser gracioso es una gran cualidad que tienen muchas personas. Lo que no abarca solamente el poseer gracia. Sino, mantener el buen humor principalmente junto con la diversión. Asimismo, no implica únicamente nuestro estado de ánimo. Sino, que comprende la manera en cómo nos expresamos y captamos las cosas. Por lo que es influyente en muchas de nuestras actividades diarias. Bien sea comunicándonos o expresando la forma en como realicemos algo. Por otro lado, ser gracioso, también puede intervenir a la hora de querer causarle una buena impresión a los demás.
Por lo general, una persona graciosa está llena de muchas cualidades positivas. Además, de un índice de humor muy elevado. Cuando tenemos un buen humor al momento de querer causar gracia. Será sencillo divertir a los demás en momentos apropiados. Una persona graciosa siempre sabe que decir. Aparte conoce el modo perfecto de alegrarle el día a otros.
Cómo ser gracioso sin hacerse pesado
Un aspecto a tomar en cuenta para ser gracioso es el de no comportarnos de manera pesada hacia otras personas. Por lo general, una persona pesada tiende a ser una molestia, todo lo contrario a una persona graciosa. Las personas pesadas pueden llegar a pensar que están causando gracia a otros, cuando en realidad solo se comportan inadecuadamente. Un buen principio de toda persona graciosa, es querer divertir a los demás y alegrarles el rato.
Por el contrario, toda persona pesada en lugar de divertir solo arruina las ocasiones, siendo lo opuesto a alguien chistoso. Las personas pesadas, generalmente tienen un humor oscuro, tóxico y vulgar; o bien, en términos generales no contienen un buen humor. Por lo tanto, para ser gracioso es necesario tener un buen comportamiento hacia los demás y no ser alguien pesado. Toda persona graciosa posee un humor alegre, con intenciones de divertir y agradarles a todos.
Ser gracioso sin hacer el ridículo
Algo fundamental a la hora de querer ser gracioso es saber serlo sin hacer el ridículo. Ya que, tal cosa ante los demás nos hace quedar mal. Además, quedar en situaciones puramente humillantes hacia nosotros. En muchas ocasiones, quedar en ridículo puede arruinar nuestra oportunidad para ser graciosos. También, arruinar el momento de otros. Por lo tanto, es fundamental que causemos gracia teniendo cuidado de no humillarnos. Dicho esto, tenemos que seguir una serie de consejos para evitar hacer el ridículo, consejos entre los cuales se encuentran:
- Pensar bien las cosas antes de decirlas. Hablar sin pensar o decir algo erróneo puede acarrearnos situaciones humillantes.
- Haber coherencia a la hora de hablar. Decir cosas sin sentido o fuera de lugar también son formas de quedar en ridículo.
- Tener cuidado con los chistes. Mencionar un chiste vulgar, sin sentido, sin humor o que solo nosotros lo entendamos, conlleva a hacer el ridículo.
El irrespeto no es igual a ser gracioso
Cabe destacar que faltarle el respeto a alguien e intentar dar gracia son aspectos totalmente diferentes. Hay personas que intentan causar gracia irrespetando a los demás. Ya sea, en chistes o hablando mal de otros. Con el irrespeto, en vez de causar gracia. Lo que hacemos es ofender a otras personas. En términos generales, una persona irrespetuosa tiende a ganarse el rechazo de las demás personas y ser para nada divertida. Por ello, si planeamos ser alguien gracioso debemos añadir como fundamento el respeto hacia los demás.
Nunca debemos decir un chiste o hacer algo supuestamente gracioso que incluya irrespetar a otra persona. Una persona graciosa además de divertir. También fomenta el buen uso de los valores. No es para nada gracioso, hablar mal de alguien ni tampoco irrespetarlo. Por otra parte, las personas irrespetuosas suelen ser personas pesadas. Cuya intención es la de llamar la atención de formas inapropiadas.
Saber en qué momento ser gracioso y no ser un desubicado
Es fundamental que sepamos qué momentos son los adecuados para causar gracia a los demás. No todos los momentos son apropiados para buscar decir un chiste o querer hacer algo chistoso. Hay que estar conscientes que hay momentos para bromear y ser graciosos. Mientras otros son para centrarnos en actividades concretas. Una persona que busca ser gracioso todo el tiempo sin pensar y analizar la ocasión. Entonces, se comporta de forma desubicada. Por esta razón, debemos saber cuándo buscar dar gracia. Ya que, una persona de comportamientos desubicados no es alguien gracioso.
En todos los momentos de nuestra vida hay ocasiones para ser gracioso y otras para centrarnos en planteamientos serios. Dicho esto, tenemos que saber diferenciar y comportarnos adecuadamente según sea la ocasión. Una persona desubicada no sabe los momentos convenientes para ser graciosa. Debido a esto, tiende a hacer el ridículo intentando ser graciosa en ocasiones inoportunas.
Las diferencias entre payaso, gracioso y los chistes malos
Ser gracioso no implica ser payaso. Ni andar siempre con chistes malos. Sino asumir la vida con buenas energías. Una persona que sirve de payasa no es más que alguien que intenta causar gracia en cualquier momento. Incluso, no mide su extralimitación a su falta de seriedad y a no ser tomado en cuenta por ello. Este tipo de personas se caracterizan por no saber discernir entre ser graciosos y actuar ridículamente. Por otro lado, tampoco distinguen en que ocasiones deben buscar ser chistosas y en cuáles no.
Las personas payaso no son nada graciosas, nadie las toma en serio y solo se vuelven gente pesada. Por lo general, sus payasadas incluyen muchos sin sentidos que no van al caso. Además, el uso de chistes malos que lo desubican de cualquier situación. Porque, los chistes malos tampoco divierten y son completamente lo opuesto a ser gracioso. Los chistes malos tienden a molestar, a arruinar las ocasiones. Aparte, tienen una gran carencia de humor y sentido.
El mal gusto no hace gracia
Hacer cosas de mal gusto no causa nada de gracia. Por lo contrario tiende a arruinar momentos. Cuando una persona hace cosas de mal gusto. Suele comportarse de una forma pesada y para nada agradable. Se le dice de mal gusto a cualquier acción que sea muy desagradable para una ocasión determinada. Además, se caracterizan porque molestan a los demás. Generalmente, se usan para irrespetar a otras personas. Por lo tanto, si queremos ser alguien gracioso no debemos realizar cosas de mal gusto. Toda acción de mal gusto puede manifestarse de cualquier forma, entre las cuales se encuentran:
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Forma verbal
Se trata de que una cosa es ser gracioso. Porque se tiene un gesto de buen humor, que causa risa sanamente. Al mismo tiempo, que hace sentir bien, halaga y se disfruta. Mientras que el mal gusto pasa por reír de hacer comentarios mal sanos, descalificaciones o burlas que caen mal, duelen y hieren los sentimientos de los demás.
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De modo físico
También, se pueden llevar acciones de mal gusto afectando la integridad física de las personas. Se trata de llevar a cabo acciones que conllevan a hacer quedar en ridículo a otras personas. Por ejemplo, burlarse de sus defectos físicos, pintarle la cara o cortarle el cabello mientras En fin, cualquier cosa que atraviese los límites del respeto, rompiendo con su integridad e intimidad.
El bullying y el mobbing no son graciosos
El bullying o acoso escolar y el mobbing o acoso laboral. Son acciones que no tienen nada de gracia. Por lo que nunca conllevan a nada bueno. Ya que, una persona graciosa tiene como principios divertir. Alegrándose a sí mismo y a los demás según sea el caso. Por su parte, el bullying en vez de divertir solo se centra en molestar, acosar, humillar y maltratar a un estudiante. Ya que, se lleva a cabo en el ambiente escolar por parte de otro estudiante agresor que somete a su víctima.
Por otro lado, el mobbing está muy relacionado con el bullying. Pero, se trata del acoso hacia otra persona durante su trabajo. Es decir, es acoso o maltrato laboral. Donde un trabajador es sometido por otros trabajadores que deberían ser sus compañeros de trabajo. Entonces, una persona graciosa debe ser respetuosa y alegre. Así que, el bullying y el mobbing son diferentes tipos de maltrato que aquejan a nuestra sociedad. Debemos fomentar un buen trato hacia otras personas y una convivencia en armonía.
Los gestos de las personas detectan graciosos
Cuando alguien es gracioso de verdad es bien recibido, causa risas, empatía y favorece la comunicación. Si a alguien le parece que algo sea gracioso, no solo se reirá, mejorará la ocasión y causará alegría. Pero, cuando alguien se cree hacerse el gracioso pero cae mal, las personas lo ven con malas caras. Si a alguien le parece que algo no sea gracioso. Lo tomará con mala voluntad y causará un mal momento. Por lo tanto, debemos estar conscientes de cuando seamos graciosos para otras personas y cuando se lo toman bien. Por otro lado, hay que saber reconocer cuando los demás les parecen graciosas las cosas que hacemos. Debemos saber identificar el lenguaje gestual de los demás sobre cuando algo les parece divertido y cuando no.
Meterse con los demás tampoco da gracia
Meterse con otras personas no es algo gracioso, y hacer eso sería lo mismo que irrespetar y hacer algo indebido. Hay quienes se meten con otras personas intentando parecer graciosos, cuando lo que logran es quedar mal ante los demás. Meterse con alguien incluso cuando esa persona no esté, no es divertido y lo hace un acto malo de hipocresía. Por lo general, quienes se meten con otros son personas pesadas que tienden a caerle mal a todo el mundo.
Una persona graciosa está llena de valores, fomenta el respeto y nunca busca meterse con los demás. Asimismo, toda persona graciosa busca siempre entablar conversaciones agradables lleno de risas y buenas energías. Por otra parte, meterse con los demás solo atrae malas energías y conlleva a pasar malos momentos. Así, que si queremos ser una persona graciosa es fundamental nunca meternos con otras personas. En resumen, debemos evitar ser personas tóxicas.
¿Soy gracioso o me estoy haciendo idioteces?
Hay que estar conscientes de que estemos siendo graciosos. Y no estar actuando como idiotas. En muchas ocasiones, hacer idioteces no es nada gracioso y conlleva a hacer el ridículo. Hay personas que en momentos creen que están siendo graciosas, pero en verdad están haciendo de idiotas. Lo que significa que no se analiza lo que se hace. Existe una especie de torpeza emocional. Realizar idioteces solo nos hace quedar mal ante los demás. Por ende, hace que otras personas no quieran nuestra compañía.
Por lo tanto, debemos saber identificar cuando se trata de ser gracioso. Para evitar actuar como idiotas. De este modo, podemos evitar ser rechazados por otras personas y quedar en circunstancias humillantes. Todo es cuestión de ver nuestras acciones, reflexionar y siempre buscar las maneras adecuadas de ser gracioso.
Un mundo con paz, amor, tolerancia y respeto nos hace reír a todos
Cabe resaltar que toda persona graciosa, está llena de valores positivos y fomenta el buen uso de los mismos. Ser gracioso implica no solo hacer reír a los demás. Sino también hacerles pasar un buen rato lleno de alegría. Las personas graciosas saben divertir a los demás, esto conlleva a rodearnos de buenas energías. Pasar momentos de felicidad nos ayuda a recordar el buen significado de la vida y de los valores. Si fomentamos el buen uso de los valores y reímos de vez en cuando, ayudamos a vivir más en tranquilidad. Ya que, la buena convivencia y los valores morales que refuerzan que haya un mundo lleno de paz, amor y respeto. Entonces, como personas graciosas podemos transmitir un mensaje de felicidad y regocijo a todas las personas en nuestro alrededor.