Artrosis Reumatoide – Tratamientos, Síntomas y Consejos
La artrosis reumatoide es una enfermedad producida por la lesión del cartílago articular, por lo que afecta a las articulaciones de diferentes partes del cuerpo humano. Suele afectar a personas a partir de los 40 años de edad, y su prevalencia es mayor a medida que los pacientes van teniendo más años. Actualmente, se estima que un 10% de la población española padece artrosis.
Se trata de una enfermedad crónica degenerativa que avanza en dos fases. La primera de estas fases, el cartílago se ablanda; es la primera señal que muestra su fragilidad. En la segunda fase, el cartílago pierde forma y puede llegar a desaparecer. Esto provoca que los huesos de la articulación afectada rocen, provocando dolor y pérdida de movilidad.
Suele afectar en mayor medida a las manos, los pies, la cadera, la columna y las rodillas, aunque también puede aparecer en otras zonas.
Causas de la artrosis
Se considera que esta enfermedad aparece como consecuencia de factores ambientales y genéticos.
Entre los factores ambientales encontramos:
- Las mujeres suelen estar más afectadas que los hombres
- La edad; a mayor edad existe más probabilidad de que el cartílago se desgaste.
- La obesidad, pues el exceso de peso que soportan los huesos produce desgaste en sus articulaciones
- El ejercicio físico continuado, por el desgaste de articulaciones que supone el continuo movimiento de los huesos.
- Padecer enfermedades del metabolismo, como diabetes o hipoparatiroidismo, entre otras.
- Traumatismos, infecciones y otros problemas que pueden desencadenar en una artrosis.
Respecto a los factores genéticos, esta enfermedad no se transmite genéticamente. Se transmiten los genes que regulan el colágeno; unos genes defectuosos se transmiten de esta manera a las siguientes generaciones. Esto puede dar lugar a la artrosis. Por tanto, se transmite la predisposición a la enfermedad.
Tipos de artrosis
Existen diferentes clasificaciones, en función de las causas:
Artrosis Primaria y Artrosis secundaria:
- Artrosis Primaria, también llamada idiopática: Su inicio no se debe a factores previos. No es consecuencia de otra enfermedad.
- Artrosis Secundaria: Su aparición es consecuencia de otra enfermedad.
Artrosis Tipo I, Artrosis Tipo II y Artrosis Tipo III
- La Artrosis Tipo I es aquella que posee causa genética, provocada por la transmisión de los genes defectuosos que regulan el colágeno, lo que predispone a la enfermedad.
- Llamamos Artrosis Tipo II cuyo Su desarrollo está especialmente ligado a los estrógenos.
- La Artrosis Tipo III es aquella cuyo desarrollo está ligado a la edad y a los cambios que se van produciendo en los huesos como consecuencia del paso del tiempo.
También podemos clasificar la artrosis en función de las zonas donde aparece:
Artrosis del pie
Este tipo de artrosis afecta a los dedos del pie y el tobillo. Resulta muy molesta, pues se experimenta dolor al caminar.
El uso de un buen calzado puede prevenir la artrosis. Si la enfermedad ya se ha instaurado, usar plantillas ortopédicas puede aliviar sus síntomas.
Artrosis de mano
Este tipo de artrosis es el segundo más común, se estima que lo padecen un 6% de la población.
Suele darse en los nudillos, llegando incluso a deformar la mano. Por ello, este tipo de artrosis puede verse muy fácilmente.
El dolor y la deformidad de las extremidades pueden dificultar la escritura y los trabajos manuales de quien lo padece.
Artrosis de rodilla
La artrosis de rodilla es el tipo más frecuente. Un 10% de la población la padece. En ella, se desgastan los huesos de la membrana sinovial y el cartílago. Suele darse en personas obesas, por el peso que soportan las rodillas.
Artrosis de cadera
Afecta a la parte superior de la pierna, en la zona de la ingle. Sus síntomas son los habituales en la artrosis.
Artrosis de columna
Este tipo afecta a la columna vertebral. La artrosis puede afectar a todas las articulaciones que la forman, pero las más habituales son las cervicales y las lumbares.
A veces, la artrosis de columna cursa sin dolor, por lo que el transcurso de la enfermedad puede ser mayor cuando se diagnostica.
Factores de riesgo
Algunos factores de riesgo de esta afectación son:
- Edad: A mayor edad, más predisposición existe de padecer artrosis. Esta enfermedad puede hacer su aparición a partir de los 40 – 50 años. No es frecuente su aparición en personas jóvenes.
- Obesidad: El peso que soportan las rodillas puede desgastar los cartílagos de las articulaciones.
- Sexo: Las mujeres tienen más probabilidad de padecer artrosis. Esto se debe a la producción de estrógenos, entre otras causas.
- Enfermedades: Como la diabetes, gota, artritis reumatoide, hipotiroidismo…
- Exceso de actividad física: El exceso provoca desgaste de las articulaciones. También se considera factor de riesgo realizar tareas manuales durante mucho tiempo.
- Antecedentes familiares con genes que regulan el colágeno defectuosos.
Síntomas de la Artrosis Reumatoide
- Dolor: Este es el síntoma más característico. En fase inicial suele darse a medida que pasa el día, o a raíz de haber hecho un sobreesfuerzo. En siguientes fases suele darse sin motivo aparente, incluso estando en reposo.
- Rigidez inicial a la hora de empezar a mover la articulación, tras un periodo de reposo.
- Deformidad de la zona afectada, especialmente los dedos de las manos y los pies.
- Pérdida de funcionalidad en la zona afectada, tanto por el dolor, la rigidez y la deformidad de la extremidad.
- Es frecuente que la zona se hinche.
- La dificultad de movimiento de la zona afectada puede producir atrofia muscular con el tiempo, y el dolor puede propagarse a otras zonas del cuerpo.
Consejos para la Artrosis Reumatoide
Existen una serie de consejos que van a evitar el avance de la enfermedad. Algunos de estos consejos son los siguientes:
- Evitar cargar peso excesivo sin descansos. El exceso de peso supone un exceso de carga para los huesos y las articulaciones. Este exceso de carga puede desgastar el cartílago.
- Usar buenos zapatos, y andar por superficies lisas. De esta manera, el impacto de las rodillas es menor.
- Aplicar calor en la zona donde se padece artrosis puede aliviar el dolor. El calor puede provenir de una almohada eléctrica o usando bolsas de agua caliente.
- Elegir sillones y colchones no demasiado blandos para descansar. De esta forma, no se deforma la postura corporal y las articulaciones no se sobrecargan.
- Realizar ejercicio moderado. Unos 15 o 20 minutos al día bastan para hacer funcionar las articulaciones sin sobrecargarlas, sobre todo en deportes como la natación, la bicicleta y el deporte aeróbico sin demasiado impacto. El reposo no está recomendado debido a que las articulaciones no trabajan, el ejercicio físico excesivo tampoco debido a que trabajan más de lo debido.
- Acudir a balnearios siempre que se pueda, pues las aguas termales ayudan a aliviar el dolor y otros síntomas de la artrosis.
- Practicar yoga puede resultar muy beneficioso para aliviar el dolor y malestar.
- Se recomienda consumir lentejas y arroz integral. Beber leche vegetal de soja, avena y arroz también puede ayudar a reducir sus síntomas.
- Consumir alimentos ricos en magnesio contribuye a mejorar la salud de los huesos y las articulaciones, por lo que es una muy buena manera de prevenir y mejorar la artrosis a través de la alimentación. Entre los alimentos que contienen magnesio encontramos; frutas (plátano), frutos secos (almendras, pipas de girasol), cereales (avena), chocolate negro, así como verduras, pescados y carnes.
Tipos de tratamientos
Estamos ante una enfermedad degenerativa que va avanzando a medida que pasa el tiempo. Actualmente no hay una cura total, pero existen diferentes tratamientos que tienen como objetivo retrasar su avance y mejorar la calidad de vida.
Es importante visitar al médico si notamos cualquier síntoma de la artrosis, para que pueda diagnosticar la enfermedad y pautar el tratamiento más adecuado.
Tratamiento farmacológico
El tratamiento farmacológico más usado suelen ser los medicamentos analgésicos, corticoides y antiinflamatorios. El tratamiento suele iniciarse con paracetamol, combinándolo con otros medicamentos en caso de que este resulte insuficiente, o usando fármacos de acción lenta, por vía oral o mediante infiltración dentro de la articulación.
Cirujía
Si el tratamiento farmacológico recetado por el médico no consigue aminorar los síntomas y frenar el avance de la enfermedad, puede valorarse la opción de la cirujía.
La cirujía puede realizarse para aliviar el dolor, hacer la articulación funcional y corregir deformidades causadas por la enfermedad. Mediante la cirujía, se limpia la articulación, se corrige la posición de la articulación o se sustituye por prótesis artificiales.
Tratamiento fisioterapico
Podremos beneficiarnos de él acudiendo a la consulta de un fisioterapeuta especializado en este tipo de problemas.
El fisioterapeuta pautará una serie de ejercicios específicos para aumentar la flexibilidad de la zona, y esto, junto a terapia manual puede ayudar a recuperar la funcionalidad perdida de la zona afectada.
Conclusión
La artrosis reumatoide es una enfermedad degenerativa que afecta a los cartílagos de las articulaciones que unen los huesos, volviéndose frágiles y pudiendo llegar a desaparecer, causando dolor en la zona, rigidez y pérdida de funcionalidad, entre otros.
Existen unos consejos para evitar que el avance de la enfermedad sea rápido; realizar ejercicio moderado, consumir alimentos ricos en magnesio, aplicar calor sobre la zona y tener un buen hábito postural puede ayudar a aminorar los síntomas.
Su tratamiento médico se basa en fármacos de acción rápida y/o lenta. La cirujía puede ser buena opción en aquellos pacientes que no mejoran con los fármacos. El tratamiento fisioterápico puede ser, también, muy beneficioso para aliviar los síntomas.