Cómo tratar a un niño hiperactivo
Actualmente, el TDAH o Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad tiene mucha incidencia. Muchos son los niños que actualmente se están diagnosticando de este trastorno. En TDAH no define a un niño símplemente revoltoso o malo; es un trastorno más profundo, donde existen más características tenidas en cuenta y que, para diagnosticarlo, se debe realizar una evaluación exhaustiva. En este artículo te contamos que es exactamente el TDAH, cómo puedes saber si tu hijo es hiperactivo y que puedes hacer en caso de que así sea. Así que, si te interesa este tema, te invito a que te quedes y continúes leyendo.
Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad. ¿Que es?
El Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad, llamado también TDAH en referencia a sus siglas, es el nombre técnico que se usa para el trastorno que todos conocemos, comunmente, como Hiperactividad.
Este trastorno se centra en tres características: Desatención, impulsividad e hiperactividad. Estas tres características están afectadas en un niño sospecha de ser hiperactivo. Estas afectaciones presentan problemas significativos (o de importancia) en su día a día. Veamos en que consiste cada una de estas características:
Desatención
El niño tiene la atención mermada. No consigue atender una explicación de manera sostenida, se distrae mucho y no puede concentrarse. Esta desatención no se refiere a casos aislados, sino a casos generales. Son niños que no atienden nunca, y por tanto, no llegan a comprender las explicaciones del profesor, padres o cualquiera que le intente explicar cualquier cosa. Su cerebro, en un momento dado, desconecta y deja de focalizar la atención donde debe de focalizarla.
La desatención provoca unas consecuencias negativas en el rendimiento escolar, pues generalmente provoca que el niño obtenga malas notas en sus estudios. Muchas veces, el bajo rendimiento escolar es el primer signo de alarma del TDAH. Suelen ser los profesores los que recomienden realizarle una valoración al niño con problemas de atención, para descartar o afirmar un TDAH o cualquier otro tipo de trastorno.
Esta desatención provoca, además, más consecuencias: El bajo rendimiento académico puede mermar la autoestima del niño y aflorar la «indefensión aprendida» o «ley del mínimo esfuerzo«, en la que el niño asume que «haga lo que haga, va a seguir sacando malas notas» y esto le anula el instinto de esfuerzo. Esto puede aflorar algunos trastornos como la depresión y la ansiedad.
Impulsividad
El niño que padece TDAH es lo suficientemente impulsivo para que esta impulsividad domine su vida. La impulsividad es la predisposición a actuar de manera inesperada, rápida, sin pensar en las consecuencias que los actos pueden tener. En niños TDAH, la impulsividad se muestra a la hora de tomar decisiones. Muchas veces, ante dos posibles decisiones, el niño no es capaz de determinar la mejor decisión para llevarla a cabo. En vez de ello, escogerá una de ellas rápidamente, quizás por azar, o quizás la que primero le vaya a otorgar beneficio inmediato, sin tener en cuenta el beneficio que a largo plazo puede otorgarle la otra decisión.
En el ámbito escolar, son niños que tienen dificultades para respetar los turnos, que levantan la mano y hablan antes de que el profesor les de la orden. A la hora de realizar exámenes, contestan lo primero que se les viene a la mente sin reflexionar sobre si está bien contestado o si la contestación se ciñe a lo preguntado. Todo ello, produce problemas conductuales, de relación y de rendimiento escolar. Estos problemas se reflejan claramente en las notas escolares, pues son capaces de bajarla considerablemente e incluso de hacerle suspender.
La impulsividad también está detrás de las conductas violentas. No obstante, no todos los niños diagnosticados de TDAH son violentos. Existen otros trastornos que se centran en conductas violentas.
Hiperactividad
Esta característica se refiere a niños muy movidos, que no pueden estar sentados y quietos durante un tiempo. Son niños que se levantan constantemente, andan o corren y se vuelven a sentar. Cuando están sentados, se mueven en exceso; se remueven en el asiento y no son capaces de dejar de mover brazos y piernas. No pueden ser capaces de ver una película entera sin levantarse o moverse constantemente. Son niños a los que les suele gustar las asignaturas de movimiento, como Educación Física. Les gusta practicar juegos donde el deporte es el protagonista (como corre-pilla, fútbol, saltos…). Parecen tener un motor que no se apaga ni agota nunca.
Sospecho que mi hijo padece TDAH. ¿Que debo hacer?
Si sospechas que tu hijo puede tener estas tres características con consecuencias significativas, es probable que el TDAH explique sus comportamientos.
Para ello, deberás solicitar una evaluación psicológica. Puedes hacerlo en cualquier gabinete psicológico privado. También puedes comentarlo a su pediatra, para que os derive al departamento correspondiente de salud pública. Generalmente, la evaluación suele ser mucho más rápida en un gabinete privado, que en el sistema público. Por contra, el privado suele tener un precio considerable, mientras que el público no supone más coste adicional que el pago normativo de impuestos.
Escojas la opción que escojas, un equipo de psicólogos administrarán una serie de pruebas psicológicas. Con estas pruebas se determinará el nivel de inteligencia general y su atención, entre otros factores. Las puntuaciones revelarán si el TDAH explica sus comportamientos.
Existen TDAH que mejoran con terapia, por lo que en muchos casos no es necesario medicar. No obstante, los casos graves necesitan que los supervise, además de un psicólogo, un psiquiatra; pues necesitan medicación y terapia. Se desaconseja medicar sin recibir terapia, pues cuando la medicación se retire, volverá a aparecer el trastorno. La terapia necesita de una coordinación entre instituto-psicólogo-hogar, pues involucra a estos diferentes ambientes, para que la recuperación sea más fructífera.
Te invito a leer el artículo «Diferenciar un psicólogo de un psiquiatra«.
Cómo tratar a un niño con TDAH
En casa podemos realizar algunos consejos para poder tratar el trastorno. Algunos de ellos son:
No culpar al niño hiperactivo
El TDAH es un trastorno neurológico, no es creado por el niño. Él no quiere tenerlo. A diferencia de ello, seguro que prefiere sacar buenas notas y no tener los problemas que caracterizan al trastorno. Él no puede hacerle frente solo, no conoce las herramientas para ello, y fracasa cuando lo intenta. Pero no es su culpa. Culpar al niño hiperactivo empeora el trastorno.
Informarse sobre TDAH
Mucho se ha dicho sobre el TDAH. La información es clave para poder trabajar de manera correcta.
Algunos de los mitos que existen sobre el TDAH son:
- El TDAH no existe. El TDAH existe, solo debemos observar como existen métodos de evaluación, diagnósticos y tratamientos efectivos para este trastorno. Si no existiera, nada de esto sería efectivo. Pero es cierto que no todos los casos de sospecha de TDAH son TDAH. Un niño que es simplemente movido y nada más, no cumple las características para ser un niño con TDAH.
- Los comportamientos de un niño con TDAH hay que castigarlos. Los castigos, en un niño hiperactivo, no sirven para nada porque no enseñan respuestas alternativas correctas. Un niño con TDAH no sabe cómo atender, o cómo mejorar su concentración. Por ello, por mucho que le castiguemos, no aprenderá a hacerlo a no ser que alguien se lo enseñe. Ese alguien debe ser un psicólogo, pues el cerebro de estos niños no funciona igual que el de cualquier persona, por lo que no puede enseñarlo cualquiera.
- Los TDAH son poco inteligentes o niños limitados: El nivel de inteligencia no está ligado al TDAH. No son niños limitados.
En contra, debes saber que:
- Un niño con TDAH es un niño completamente normal, pero con un comportamiento diferente. No es una deficiencia ni nada por el estilo.
- El TDAH se puede trabajar, con muy buenos resultados. Pero se necesita hacerlo en la consulta de un psicólogo.
- Muchas personas sufren TDAH y llevan una vida completamente normal. Existen personas triunfadoras y talentosas que poseen TDAH. Por poner unos ejemplos: Will Smith, Jim Carrey, Michael Jordan o Steve Jobs sufren TDAH desde niños.
Establecer mucha rutina en casa
Los niños con TDAH necesitan mucha seguridad. Esto se consigue mediante rutina. Establecer un horario semanal es muy útil para que el niño sepa que va a hacer en todo momento. Este horario debe estar en un lugar bien visible por todos, y debe cumplirse. Los días que hayan cambios, se deberán anunciar por la mañana y establecer la organización diaria cuanto antes. El niño debe ser partícipe de esta organización o rutina, y debe participar en la realización.
Otorgarle premios por buenos comportamientos
Los comportamientos positivos del niño hiperactivo deben tenerse en cuenta, en mayor medida que los negativos. Deben reforzarse de manera inmediata. El refuerzo puede ser material (ofreciéndole un regalo, como un rato de consola, una pequeña cantidad de dinero, un caramelo…) o inmaterial (verbalizaciones como «muy bien», «estoy orgullosa de ti»…).
También podemos usar una economía de fichas. En un tablero, apuntamos conductas que queremos que haga nuestro hijo y por cada consecución, otorgamos puntos. Al final del día, o de la semana, se realiza recuentos de los puntos conseguidos y pueden canjearse por recompensas. La economía de fichas debe realizarse junto con un profesional, para que tenga el efecto deseado y sea fructífera.
Acudir a terapia
Este punto es el más importante, pues un psicólogo trabajará con el niño hiperactivo y con la familia, explicándoles y formándoles en el TDAH.
A modo de conclusión
El TDAH es un trastorno en el que intervienen tres características mermadas: desatención, impulsividad e hiperactividad. Aunque se ha hablado mucho sobre este trastorno, solo puede diagnosticarse en la consulta de un profesional con los instrumentos adecuados, que determinen si existe TDAH. Aunque algunos TDAH necesitan medicación, la mayoría pueden mejorar solo con terapia psicológica.
Saber que hacer es muy útil, pues puede conllevar mejoría. En este artículo hemos dado algunas directrices para saber cómo tratar a un niño hiperactivo.