7 prácticas de yoga para combatir el estrés
El yoga es una disciplina tanto física como mental originaria de la India. Los fines que tiene esta práctica son muchos, así como sus beneficios. El principal es la paz mental que nos puede llegar a proporcionar con las técnicas adecuadas. Por eso, en este artículo hablaremos de las siete prácticas de yoga para combatir el estrés. Son muy beneficiosas, sobre todo en personas con problemas de ansiedad. Este deporte resulta de gran ayuda ante este tipo de situaciones y también para la gente que quiera ponerse en forma. Al contrario de lo que pueda parecer, el yoga es una práctica muy exigente en el apartado físico. Requiere de una gran fortaleza y control de nuestro cuerpo. Al mismo tiempo, se ha de poseer una fortaleza mental para entrenar la mente en las sesiones de yoga. A lo largo de este texto, encontrarás información sobre cómo llevar acabo las posturas.
Hoy en día, con el ritmo de vida tan ajetreado que llevamos, es posible que descuidemos nuestra salud mental. El estrés y la ansiedad pueden provocar malestar físico y síntomas relacionados. El cerebro, al estar en constante actividad, no descansa. Esto hace que no respiremos como es debido y se nos acumule la tensión en el cuello y la espalda. Saber liberarse de esta tensión es crucial y el yoga puede ser de una gran ayuda. También nos enseñara a respirar. Parece algo obvio, pero la realidad es que, con las prisas del día a día, respiramos rápido y mal. De manera regular, pasamos por situaciones estresantes que nos hacen respirar de esta manera. Por eso, poner atención en cómo lo hacemos, saber identificar esas situaciones y realizar algunos ejercicios nos ayudará a estar más tranquilos. El yoga es un deporte apto y adaptables para todas las edades, hasta niños.
Yoga, posturas para el estrés
Las siguientes posturas de yoga sirven para lidiar con el cansancio y con la tensión nerviosa. En algunas épocas puede que pasemos por unos momentos difíciles. Los problemas pueden cargarnos con demasiada presión, afectando incluso a nuestro cuerpo.
- La postura del niño. Con las rodillas totalmente flexionadas y los talones en contacto con nuestros glúteos, estiraremos las manos hacia delante. Hemos de estar mirando hacia el suelo e intentar llegar con las manos lo más lejos posible. Esto hemos de hacerlo sin sentir dolor, sólo dentro de nuestras posibilidades. Es una postura que nos ayudará a calmarnos y reducir el estrés, así como la ansiedad.
- El puente. Tumbado boca arriba, con las palmas de las manos, formaremos un ángulo de noventa grados con las rodillas. Esto hará que nuestro torso quede recto e inclinado, haciendo fuerza con el abdomen y los glúteos para mantener dicha postura. Es ideal para estirar nuestra espalda y las piernas. A la vez, calma los nervios y nos elimina el estrés.
- Uttanasana. De pie, con una mano agarrando el codo del brazo contrario, bajaremos la cabeza. Sin doblar las rodillas, inclinaremos el torso para colocar nuestra cabeza lo más cerca del suelo posible. Es importante no forzar y quedarse en una distancia en la que no nos duela. Sirve para estirar los tendones de los muslos y las caderas. También ayuda a reducir el estrés, la fatiga, la depresión leve y la ansiedad. Es muy beneficiosa para nuestra salud mental.
Estas tres posturas pueden ser suficiente para lograr el objetivo de estar más relajados. Aunque si queremos más variedad, tenemos muchas más para que se haga más dinámica la práctica. Puede que también nos interese ocho tipos de sentadillas para trabajar las piernas desde casa. Nos fortalecerá las piernas y mejorará nuestro estado de forma.
Más posturas
Con el fin de tener una variedad entre las opciones y distintas posturas que podemos elegir, es recomendable no practicar siempre las mismas. Si conseguimos diversificar en nuestras elecciones, trabajaremos todo el cuerpo y no sobrecargaremos ciertas zonas. Estas otras cuatro posturas nos pueden proporcionar más posibilidades de reducir el estrés y curar la ansiedad.
Garudasana o pose del águila. Con los codos en un ángulo de noventa grados, juntaremos las manos, con las muñecas cruzadas. Llegados a este paso, intentaremos colocar el dorso de una mano en contacto con la parte externa de la otra, sin descruzar las muñecas. Las manos deben de estar, una vez colocadas, a la altura de la cara. Por último, cruzaremos una pierna por encima de la otra, como si estuviéramos sentados en una silla. Es una postura ideal para prevenir el estrés y refuerza la capacidad de concentración. Así como mejora nuestro equilibrio, libera la tensión de los hombros, la espalda y las piernas.
Utthita Trikonasana o pose del triángulo extendido. Iniciamos colocándonos de pie, mirando hacia el frente y con la espalda recta. A continuación, deslizaremos, por ejemplo, nuestra pierna derecha hacia ese lado. Formaremos, con las dos piernas, una especie de triángulo y el pie derecho orientado hacia la derecha. Con los brazos y las manos totalmente extendidas, intentaremos tocar con la mano derecha el pie derecho. La cabeza ha de estar mirando hacia el techo. Gracias a esta postura, conseguiremos estirar todo el cuerpo, calmando los nervios y el estrés. A su vez, mejora nuestra digestión, reduce la osteoporosis y los síntomas derivados de la ansiedad.
Uttana Shishosana o pose del cachorro. Formando un ángulo de noventa grados, apoyando las rodillas en el suelo, estiraremos las manos tocando el suelo, hacia delante. La intención es similar a la de tocar el suelo con el pecho. En esta postura relajaremos los hombros, ya que en el resto del día los solemos tener encorvados.
Savasana o cadáver. Tumbados boca arriba, con las manos relajadas y extendidas, cerraremos los ojos. Es una buena forma de finalizar una sesión de yoga. Nos ayuda a relajar todo el cuerpo, ayuda a calmarse al sistema nervioso y disminuye nuestra presión arterial.
Consejos
El yoga requiere un poco de constancia, para ver los resultados a corto plazo. Se puede combinar con cualquier otro deporte y, en la mayoría de las ocasiones, resulta ser un gran complemento. La ventaja del yoga es que podemos practicarlo en cualquier sitio y momento. Sólo necesitaremos una esterilla para poner en el suelo y empezar a practicarlo. Hay varios niveles, dependiendo de tu experiencia, entre los que podrás elegir. La ejecución de las posturas dependerá de dichos niveles. Si no sabes o nunca has hecho yoga, tendrás todas las facilidades para ir subiendo de nivel poco a poco. En Youtube encontrarás tutoriales en forma de vídeos que te serán de gran ayuda, a la hora de saber qué posturas realizar. También practicar delante de un espejo es aconsejable. De esta manera podrás ver la ejecución de tus posturas, compararlas y corregir posibles errores que cometemos en el proceso.
Es importante consultar con una persona con experiencia o, en su defecto, con un monitor especializado en practicar yoga. Si notamos algún tipo de dolor o síntomas de molestia, hemos de parar. Es importante saber dónde está la línea entre el esfuerzo y el dolor. Muchas veces se llega a confundir, o por el deseo de cumplir con los objetivos exponemos a nuestro cuerpo a un esfuerzo excesivo. El mejor camino para progresar es hacerlo paulatinamente, sin llevar al límite a nuestro cuerpo. Mantener la espalda recta también es crucial. Ya que, al hacer los esfuerzos, ha de estar en la postura adecuada. El peso o el esfuerzo, según la postura, puede recaer en ella y en nuestro cuello. Son las zonas más sensibles e importantes a cuidar. Ante cualquier duda, siempre podemos apuntarnos a un curso de yoga para perfeccionar la técnica y aumentar nuestros conocimientos en la práctica.