Qué significa amor platónico
El amor es un sentimiento que va dirigido hacia otro ser, un objeto o una actividad. Aunque también se puede hablar de amor propio o amor a sí mismo. Son múltiples las diferentes concepciones que del amor se puedan manejar o sentir. Dentro de estos criterios se enmarca el amor platónico como un sentimiento o emoción no correspondida. Cuando se dice de amor platónico, además de no correspondido es ideal. Por ello se dice que no trasciende más allá de la mente y del pensamiento. En consecuencia, no tiene la oportunidad de materializarse o de manifestarse, se queda en el yo interno. Al no trascender las fronteras de la mente se queda en el individuo y no se puede exteriorizar.
El amor platónico no solo no es correspondido, es un amor imposible de compartir. No se ama lo que no se conoce y no se puede compartir lo desconocido. Por lo tanto, al no compartirse se vuelve desconocido para el objeto del amor. Por ser platónico, es contemplativo, se basa en la imagen que del otro ser nos hemos realizado. En este tipo de amor idealizamos y colocamos a la otra persona en un lugar elevado respecto al resto. Un sitio donde podamos adorarle, pero siempre sin alcanzarlo.
Sentir amor platónico es más común en las etapas inmaduras del ser, cuando tenemos relaciones de mayor dependencia. A medida que descubrimos el mundo y que somos capaces de observar en el otro su humanidad. Que podemos diferenciar sus virtudes y defectos, entonces perdemos en gran medida la capacidad de sentir amor platónico.
Los padres son el primer amor platónico de todos
La primera expresión de amor platónico es el que sentimos por nuestros padres. Especialmente el del sexo opuesto, los niños hacia la madre y las niñas hacia su padre. El nexo de relación que tenemos con ello es de dependencia total durante los primeros años de vida. Esto hace que los idealicemos como ese ser que todo lo puede y que es perfecto.
El amor platónico puede ser romántico pero no implica el deseo de intimidad sexual. Se relaciona más bien con la idealización del ser amado. Dándonos la sensación de que debemos incluso ser guiados por este y que nuestros actos requieren su aprobación. Es por eso, que naturalmente amamos a nuestros platónicamente durante los primeros años de nuestra vida.
Sentimos que nuestros padres nos proveen y nos mantienen vivos. Su sola presencia nos calma y nos ilumina. Este amor infantil sólo aspira la presencia del otro, saber que papá o mamá se encuentran con nosotros. Que volverán a casa.
Este tipo de amor es tan arraigado, que es capaz de aliar la imagen mental a la real. Haciendo que si cambia la primera también la segunda desaparezca. Esto podemos verlo cuando mamá cambia su color o corte de cabello y no la reconocemos. O cuando no queremos que papá se nos acerque luego de haber cambiado su barba. En el amor platónico que sentimos hacia nuestros padres la imagen es fundamental. Pues, ha sido esa imagen física la que identificamos como ser amado y sobre la cual hemos construido la imagen amada.
Los maestros y cuidadores amados
Igualmente, en nuestra infancia, luego de nuestros padres, generamos vínculos afectivos fuertes con nuestros cuidadores y maestros. Estos, demuestran sus conocimientos y capacidad de encargarse de nosotros y de otros. Por eso, solemos asignarles una gran importancia en nuestras vidas. El amor hacia ellos surge derivado muchas veces del desprendimiento de nuestros padres. Al observar que son capaces de dejarnos por largo tiempo con esta persona. Comenzamos a pensar que esta tiene cualidades tan o más grandes que la de nuestros padres. Entonces surge el amor platónico.
En esta etapa, este amor es más común en hijos de familias disfuncionales. Pues la falta de la afectividad de los padres también puede ser sustituida por los cariños recibidos del cuidador. Cabe destacar, que el amor platónico es percibido como correspondido previamente aunque no lo sea en la intensidad percibida. Sentimos que nos han amado de tal forma que no nos alcanza la adoración para retribuirle. Idealizamos a tal punto a la persona amada que sentimos que esta ya nos ha amado igual.
El amor platónico y el paradigma de la belleza
Un aspecto fundamental para hacer nacer el amor platónico, son los paradigmas de belleza que nos inculcan. El amor platónico hace perfecta a la persona amada, tanto en su interior como en su exterior. De esta manera, representa todo lo bello y lo bueno para nosotros. El paradigma de belleza exterior viene dado a nosotros por:
- Complexión y facciones de nuestro padre y madre, a quienes consideramos bellos.
- La belleza descrita por nuestra sociedad, las características de modelos y otros que tienen presencia pública.
- Los certámenes de belleza.
- Las descripciones de belleza que hacen nuestros padres y personas allegadas.
De esta manera, desarrollamos amor platónico primero hacia quienes consideramos bellos. Es probable que sea hacia alguien del vecindario o incluso un personaje de la televisión. Este tipo de amor platónico, se basa también en nuestro auto concepto. Sentimos que alguien tan bello se vuelve inalcanzable, por eso, es el más vivido. En etapa escolar, hacia el que consideramos más guapo o guapa de la clase. O los que creemos son los más bellos del vecindario. La belleza marca nuestra vida y guía nuestros primeros sentimientos de atracción y de amor platónico.
El amor platónico en la adolescencia
A medida que crecemos, somos capaces de identificar otros afectos fuera de nuestro círculo más cercano. Al no requerir de la presencia constante de padres, maestros y cuidadores, obtenemos independencia. Esta independencia, que se siente como una conquista en la juventud hace que el amor platónico se traslade. Ya no se objetiva en los maestros o en los padres, ahora requiere algo más que sólo sensación de omnipotencia.
En la adolescencia y la juventud, el amor platónico va más aliado a la belleza y al poder del amado. En este caso, la persona amada platónicamente debe tener alguna cualidad que le otorgue poder. Por eso, es común dirigir el amor hacia alguien que es amado de la misma manera por muchas personas. De esta manera el chico o chica que todos quieren, se hace objeto de nuestro amor también. O también, el profesor que es más amigable con todos termina siendo el amado platónicamente por la mayoría.
Los hermosos productos del amor platónico
Del amor platónico, por sus propias características pueden surgir productos excelentes. Durante un enamoramiento platónico, dirigimos todas nuestras fuerzas y emociones hacia el ser amado. Como no somos correspondidos, entonces buscamos maneras de expresión tan sublimes como el amor que sentimos. Del amor platónico pueden salir composiciones artísticas:
- Poesía.
- Música.
- Pintura.
Todas pueden ser expresiones del amor platónico, no sólo hacia otra persona actual. También hacia un objeto o un personaje irreal podemos sentir este tipo de amor. Muchos artistas han sentido amor platónico profundo durante su época de mayor producción. Y es que todas sus obras vienen marcadas por ese amor y esa necesidad de que el mundo lo reconozca. Pues, cuando sentimos el amor platónico, tememos que el otro se entere. Esto, ya que el temor al rechazo, puede llegar a ser superior al amor que sentimos. Amando platónicamente, otorgamos un poder al otro, de tal forma que nos apreciamos como inferiores o indignos de su correspondencia. Por eso, nos volvemos cada vez más incapaces de confesar directamente que amamos a ese otro ser.
En ese momento, recurrimos a formas de expresar nuestro amor sin señalar a la persona que amamos. En consecuencia, podemos acudir al arte, y damos a conocer nuestro amor a través de la música, la pintura, etc.
El amor a Dios visto como amor platónico
Uno de los amores inculcados por nuestra familia es el amor a Dios. Las religiones colocan a Dios como un ser omnipotente y omnipresente, capaz de otorgarnos cualquiera de nuestras solicitudes. Acudimos a él cuando tenemos problemas o situaciones que sentimos que no podemos superar solos. Pero nos enseñan a relacionarnos con el temor hacia Dios. Y este temor, hace que el amor que sentimos sea verdaderamente platónico.
Se le dice platónico porque nos consideramos indignos de ser amados por Dios. Porque pensamos y racionalizamos que incluso ese amor, que puede ser genuino, debe ser oculto. Hablar de Dios se transforma en un tabú y admitir que nos sentimos amados por un ser extraordinario es impensable. Aun así, no debemos generalizar y asumir que todas las relaciones con Dios son platónicas. Desde la comprensión propia, hay amores genuinos que se expresan, ubicando a Dios en el lugar que amerita.
Cómo saber si amor platónico
Muchas veces podemos sentir amor platónico y no reconocer que lo estamos viviendo. Por eso, es importante que sepamos los síntomas físicos que podemos presentar. Incluso para saber si alguien cercano a nosotros está pasando por un enamoramiento de este tipo.
- Todos los pensamientos están dirigidos a la persona o ser amado.
- Nuestras acciones están dirigidas a encontrarnos con la persona que amamos.
- Podemos dejar de desempeñar nuestras actividades cotidianas.
- Al concentrarnos tanto en el amor que sentimos, nos volvemos incapaces de pensar.
- En ocasiones cometemos torpezas que surgen por la distracción en el ser amado.
- Tenemos reacciones físicas al estar cerca de la persona amada. Las descritas como mariposas en el estómago, no son más que síntomas físicos de la secreción de hormonas.
Durante el enamoramiento o el amor platónico, el cuerpo experimenta cambios en su química. Segregamos hormonas que pueden tener efectos o síntomas físicos. Que van desde la dilatación de las pupilas hasta la reacción muscular. Entonces, cuando sentimos el amor platónico se exaltan los nervios y exageramos en la percepción que tenemos del mundo.
La separación del amor platónico
Al ser tan arraigado, la separación o superación del amor platónico debe ser bien realizada. Muchas veces los sentimientos de abandono o brusquedad en la separación del amor platónico marca para toda la vida. Esto puede ocurrir ante hechos traumáticos.
- La muerte repentina del ser amado. Fundamentalmente de padre o madre.
- El cambio constante de vivienda, escuelas o lugares donde nos sentimos bien
- La burla o bullying por parte de otros, al ser descubiertos en nuestro amor platónico.
El amor platónico a nuestros padres, madres, maestros, cuidadores, incluso hacia Dios, marcará nuestras relaciones futuras. Asimismo, la manera en como convivimos con las demás personas y las relaciones de pareja son marcadas por nuestros primeros amores. Si durante el apogeo de las relaciones platónicas suceden eventos traumáticos de separación, puede haber consecuencias irreparables. Igualmente, sucederá cuando este tipo de amor no puede ser superado. Pero, si nos quedamos en los sentimientos infantiles o platónicos, pudiéramos quedarnos imposibilitados para desarrollar relaciones reales.
Todo amor platónico es superado de manera natural, a medida que vamos descubriendo los atributos de la persona. En consecuencia, sólo debemos permitir que el transcurrir del tiempo y la liberación de las expresiones nos haga crecer.