Tratamiento del Alzheimer

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En el tratamiento del Alzheimer debemos tener una visión multidisciplinaria. Más cuando la definición actual de esta enfermedad la plantea como un problema incurable e intratable. También llamada demencia senil. Ya que se trata de un trastorno degenerativo del sistema nervioso. El cual cursa con importantes manifestaciones clínicas de daño cognitivo y problemas de conducta. Todas estas, producto del deterioro de las funciones neurológicas. En definitiva, el Alzheimer es una de esas enfermedades cuya letalidad asusta. Porque, afecta hasta el propio sentido humano de quien la padece. Anulando progresivamente la capacidad de recordar, de llevar a cabo actividades intelectuales. Incluso, impide la posibilidad de mantener una vida independiente.

El Alzheimer es un tipo de demencia que se caracteriza porque se acumulan ovillos neurofibrilares y placas de sustancia amiloide. Sin embargo, ninguno de estos dos fenómenos son la causa etiológica del Alzheimer. Simplemente, son signos que sirven para su diagnóstico pese a que no pueden observarse de forma directa en el cerebro de un individuo vivo. Si puede ser identificada su presencia. A través de mecanismos diagnósticos especializados. Por ejemplo, analítica del líquido cefalorraquídeo. O bien, mediante la tomografía hecha por emisión de positrones.

El diagnóstico del Alzheimer

El diagnóstico del Alzheimer se hace partiendo de los síntomas que se hacen presentes. Entre ellos la pérdida progresiva de la memoria. También, las alteraciones cognitivas de gravedad que cada vez se hacen más severas. Lo que va produciendo a su vez la pérdida de la capacidad de desenvolverse en tareas cotidianas de forma independiente. Lo más preocupante es que todo este proceso es evolutivo. Ya que, suele iniciarse unos 15 a 20 años antes de que se pueda realizar el diagnóstico. Puesto que, cuando los síntomas se hacen evidentes es porque la patología ya está avanzada y/o es difícil de tratamiento.

Tratamiento del Alzheimer

Aspectos importantes en el tratamiento del Alzheimer

El estilo de vida poco sano y acelerado predispone a que podamos padecer de Alzheimer. Ya que, nos conduce a dañar nuestras capacidades mentales. Al mismo tiempo, que nos expone a las más grandes amenazas del sistema nervioso, que son:

  1. La inflamación.
  2. La deficiencia de moléculas protectoras del sistema nervioso o neuroprotectoras.
  3. Exposición a tóxicos.

Definitivamente, los estilos de vida cargados de estrés son potencialmente inductores de enfermedad de Alzheimer. De allí, que alteraciones cognitivas leves, ataques metabólicos y cerebrales ocasionados por mala alimentación e inadecuados estilos de vida; son preámbulo perfecto en el desarrollo de esta terrible enfermedad. Porque, nuestro cerebro va reaccionando con la alteración de sus funciones normales. Entre lo cual aparece la producción de amiloide en forma de placas. También, se les conoce con el nombre de placas seniles o placas neuríticas. Suelen formarse entre las neuronas de la sustancia gris de nuestro cerebro. Allí, se deposita una proteína que recibe el nombre de beta amiloide. Esta tiene determinadas funciones asociadas al estrés oxidativo. También, interfiere con la actividad natural antimicrobiana y con el transporte del colesterol. Es así, como estos cúmulos o depósitos de distintas formas y tamaños; son unas de las manifestaciones clínicas más frecuentes y propias del Alzheimer.

En la enfermedad de Alzheimer el deterioro que se presenta de la memoria puede cursar con uno o más de los siguientes problemas cognoscitivos:

  • Afasia o dificultad de coordinar el habla, la escritura o la mímica.
  • Apraxia o incapacidad de realizar movimientos o tareas de cualquier tipo.
  • Agnosia o incapacidad de reconocer o identificar.
  • Trastornos de la capacidad de ejecución.

Algunos cambios morfológicos en el Alzheimer

Antes de conocer los aspectos importantes en el tratamiento del Alzheimer, debemos distinguirlo de acuerdo a su edad de aparición. Ya que, existe el Alzheimer de comienzo precoz que se presenta por debajo de los 65 años de edad.  Mientras que el Alzheimer de comienzo tardío es el que aparece después de los 65 años de edad. No obstante, se han atribuido diferentes factores que intervienen en la etiología de esta enfermedad. Tales como, la predisposición genética. Aunque el Alzheimer de transmisión autosómica dominante o forma familiar de la patología, es un tipo bastante raro.

Según los criterios de anatomopatología, las regiones cerebrales más afectadas son las zonas parietales y temporales. Allí, se evidencia la pérdida de neuronas. Sobre todo a nivel del córtex y del hipocampo. Asimismo, hay pérdida de sinápsis y modificación de las células llamadas astrocitos. También, aparecen las características degeneración granulovascular, angiopatía o placas amiloides. Mientras, que la noradrenalina y la acetilcolina son los neurotransmisores que se encuentran con mayor implicación.

Principios que debemos aplicar en el tratamiento del Alzheimer

Lo primero, en el tratamiento del Alzheimer, es que como en toda enfermedad por prevenir o por combatir, debemos acudir al médico. Ya que, es necesario que tengamos el control que sea necesario. Y que el médico determine. De modo, que es indispensable estar en contacto siempre con nuestro especialista de confianza. Sin embargo, esto debe ser a modo de control y de conocer cómo está nuestra salud. Pues, debemos tener en cuenta que hay muchos estudios que indican que el 99% de la medicación experimental para el tratamiento del Alzheimer ha fracasado hasta la actualidad.

Tratamiento del Alzheimer

Diariamente debemos tener un cambio positivo en nuestro estilo de vida. Lo que repercuta directamente sobre nuestra alimentación, nuestra conducta y nuestros hábitos en general. Recordemos que el Alzheimer en gran medida es una reacción de defensa de nuestro organismo. Debida a las diferentes agresiones inflamatorias causadas por muchos elementos. Por ejemplo, la presencia de infecciones, el consumo de grasas dañinas o trans. Asimismo, por dietas carentes de nutrientes de calidad y desequilibrios del sistema hormonal. O bien, por toxinas e incremento de la presencia y actividad de los radicales libres. Entonces, se producen las placas de sustancia amiloide. Lo que reduce la red normal neuronal en nuestro sistema nervioso. Por lo que a largo plazo se destruyen las conexiones sinápticas y las células neuronales. En consecuencia, hay un desequilibrio de funciones del cerebro. Debido al exceso de dichas moléculas que son destructoras de las sinápsis y de las neuronas.

1. Tomemos medidas preventivas y combatamos la inflamación

La inflamación tiene una vinculación directa con el Alzheimer. Entonces, para el tratamiento del Alzheimer es importante reducir o eliminar todos aquellos elementos que estimulan los procesos inflamatorios dentro de nuestro organismo. Fortaleciendo nuestro sistema inmunológico en primer lugar. Ya que, es quien nos defiende de infecciones de diversa etiología. Asimismo, del ataque de radicales libres, lesiones y fracturas óseas. También, de enfermedades crónicas y sus consecuencias. Entre otros mecanismos productores de inflamación que pueden contribuir a potenciar el desarrollo del Alzheimer.

Podemos monitorizar la inflamación en nuestro cuerpo con análisis de laboratorio. Por ejemplo, podemos medirnos: la proteína C reactiva, índice albumina/globulina en nuestra sangre, proporción omega 3/omega 6 en nuestros glóbulos rojos e interleucina 6 y factor de necrosis tumoral alfa.

2. Aportemos nutrientes de calidad a nuestro organismo y estimulemos la función hormonal

“Somos todo lo que comemos” por ende, necesitamos una dieta sana, natural y balanceada. Para que nos aporte todas las vitaminas, minerales y demás sustancias esenciales que nuestras células necesitan para cumplir sus funciones metabólicas. Lo que una dieta elevada en comida chatarra o basura. O bien, provista de alimentos artificiales, envasados, industrializados no nos proveerá. Sino, que por el contrario nos llenará de calorías y sustancias tóxicas. Por ello, debemos garantizar el consumo diario de frutas, vegetales, verduras, legumbres, semillas, frutos secos, etc. Las vitaminas del complejo B y los folatos son esenciales para la función del sistema nervioso. Particularmente para la actividad sináptica y de transmisión de los impulsos nerviosos. O bien, la función del selenio como destructor de radicales libres. Entre muchas otras labores vitales para las que nuestro organismo necesita de todos los nutrientes

3. Debemos tomar por lo menos 2 litros de agua al día

Tomar 8 vasos de agua al día es fundamental. Ya que, el cerebro es el órgano que más líquido vital bebe. Recordemos que nuestro cuerpo está hecho de un 60% a 75% de agua. Pero, el cerebro se compone hasta de un 80%. Para poder llevar a cabo todas sus actividades de manera adecuada.

4. Eliminemos las toxinas

Diariamente, estamos expuestos a una enorme cantidad de toxinas. Tanto en la alimentación como en el resto de nuestra vida cotidiana. Por ejemplo, los que vienen presentes en los productos de nuestro cuidado personal. O bien, los que se encuentran en el ambiente o en otros elementos a los que estamos expuestos. Entonces, no está demás ninguna medida que tomemos para minimizar la exposición a tóxicos. Tales como utilizar productos cosméticos bio. Por ejemplo aquellos que sean libres de aluminio, bisfenol A y ftalatos. En fin, tratemos de usar siempre los productos más seguros. Para nosotros y en nuestro hogar

5. Evitemos el estrés y los factores que lo exacerben

Podemos escuchar buena música a una intensidad razonable. También, evitemos sobrecargarnos de trabajo. Por ello, durante los horarios laborales hagamos descansos de 10 a 15 minutos. Asimismo, aprendamos a administrar la presión y las tareas cotidianas. Por ejemplo, asumamos lavar la vajilla, lavar la ropa, barrer, fregar, arreglar nuestro jardín, etc. Manteniéndonos en actividad y como algo positivo. Agradeciendo siempre nuestra mejor actitud. Controlando la ira y estimulando el buen humor.

6. Practiquemos la meditación y la relajación

El hecho de meditar y reflexionar nos permite equilibrar nuestro propio ser. Ya que, nos permite poner en marchar nuestras capacidades cognitivas y el pensamiento. Buscando dentro de nosotros mismos la calma la tranquilidad y la madurez para enfrentar las diferentes situaciones. Lo que a su vez estimula los mecanismos de transmisión nerviosa. Así, como la secreción de neurotransmisores y otras sustancias que estimulan nuestro buen estado de ánimo. Al mismo tiempo, manteniendo nuestro cerebro y su capacidad intelectual activos.

7. Hagamos juegos mentales todos los días

El cerebro es un órgano que hay que mantener activo para que esté en forma. Por ello, los juegos mentales son una estrategia de didáctica excelente para estimular la actividad neurológica. Por tanto, ideales en el tratamiento del Alzheimer como prevención. Estos, pueden ser crucigramas, sopas de letras, criptogramas, sudokus, entre otros. O bien, armar rompecabezas o puzzles, jugar ajedrez, descifrar acertijos. Asimismo, juegos de memoria, de destreza matemática o de resolución lógica. Lo cierto es que cada uno de ellos o su combinación nos vienen muy bien como una práctica diaria habitual. Porque así, le estamos facilitando el entrenamiento oportuno a nuestro cerebro.

8. Tengamos por hábito tener siempre un buen libro de lectura

Leer es una actividad que estimula y enaltece el conocimiento. No solo porque nutre el alma. Sino porque también hace crecer el intelecto. Poniendo en marcha las funciones cognitivas que permanecen en alerta frente al interés de adquirir la enseñanza que nos brinda la lectura. Por ello, desde el abordaje preventivo es un tratamiento del Alzheimer.

9. Yoga y Pilates son una perfecta herramienta cuerpo, mente y espíritu

Estas disciplinas son realmente maravillosas. Particularmente, el yoga es ancestral. Por otro lado, Joseph Pilates tomó muchos principios de allí. Por lo cual, ambas técnicas nos enseñan a respirar, inhalando y exhalando. Haciendo consciente la oxigenación adecuada de todo nuestro organismo. Al mismo tiempo, que coordinamos nuestra determinación, con nuestro esfuerzo físico y nuestra capacidad mental. De manera fisiológica. Lo que significa esa unión cuerpo, mente y espíritu. Cuyo fundamento es básico para lograr un pleno equilibrio.

10. Respetemos nuestras horas de sueño y garanticemos un descanso reparador

Para el tratamiento del Alzheimer dormir bien es fundamental. Por lo que debemos proporcionarnos un descanso reparador todos los días. Lo que implica tener una hora fija para dormir. Alejando de nosotros lo equipos electromagnéticos. Evitando ruidos, interrupciones, incomodidad y situaciones de estrés. Finalmente, al levantarnos estiremos un poco e inspiremos nuestro nuevo día en el radiante sol que nos acompaña para vivir intensamente.

 

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