Beber y fumar: el porqué de la relación

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Los hábitos de beber y fumar son vicios adquiridos. De manera individual en sus inicios. Sin embargo, cuando se convierten en un hábito, se suelen relacionar mediante asociación a ambos. Pareciera un dúo inseparable independientemente de cual se haya iniciado primero. Porque el orden no tiene relación con la asociación.  Pero, como hábitos adictivos tienen cosas en común, pero son dos vicios diferentes. Hemos visto, como con un trago viene la compañía de un cigarrillo y viceversa. Si bien, ambos hábitos de manera individual son dañinos para la salud, la asociación de los dos es más perjudicial. Otra característica producida por ambos es la adicción y el placer. En estas dos últimas es donde se encuentra la explicación de esta asociación. Guarda relación con esto, partimos de la premisa que el ser humano es un animal en búsqueda de placer.

En este sentido, se socializa y se comparte diversión y esparcimiento. Por lo tanto, para hacerla más placentera, se incorporan elementos que sumen momentos de placer. Mediante esa incorporación de elementos placenteros se va relacionado la asociación placentera. Eso va a suceder con la relación beber y fumar. No importa quien se incorpora primero en la relación, puede ser el cigarrillo o la bebida. Lo que debes tener presente es que las cosas son progresivas. Ya que, nada se crea de manera instantánea.

De la misma manera, los vicios que nacen desde lo individual, progresan y se proyectan. En esa proyección y progreso es que, en la búsqueda de placer, se crea la asociación entre drogas. Existe un elevado grado de asociación entre el tabaco y el consumo de otras drogas. En este caso, el fumar y beber están asociados, desde el comienzo de uno, se inicia el consumo del otro.

Beber y fumar

El inicio de la relación beber y fumar

Un condicionamiento clásico y operante puede dar con la respuesta de la relación de beber y fumar. Para el fumador, el fumar es un estímulo neutro:

El fumador despierta su deseo de fumar con el solo hecho de oler, pensar o ver el cigarrillo.

Fumar no requiere de otra condición que no sea la presencia de un cigarrillo.

La respuesta, el placer de fumar.

Para el que bebe, consumir licor únicamente es su estímulo incondicionado:  

El bebedor, mantiene o estimula su deseo de beber con la sola presencia del licor, su aroma o su recuerdo.

Condición para beber es la presencia del licor únicamente.

La respuesta, el placer de embriagarse

En ambos casos hay presencia de estímulos y respuestas incondicionadas. Para fumar o beber el cerebro respondió instintivamente o de forma natural. Pero, no se presentaron en cada caso en particular ninguna condición especial de respuesta. Simplemente, el fumador desea fumar. Y el bebedor desea beber. Entonces, lo hacen.

Condicionamiento entre beber y fumar

Pero, se nos presenta la misma interrogante. Porqué de la relación de fumar y beber. Entonces, dicha relación de beber y fumar tiene su origen en que uno condiciona al otro. Esta relación se inicia con cualquiera de las dos. Ya sea, con la acción de fumar. O bien, con la acción de beber. Lo relevante aquí, es que uno actúa como condicionante del otro. Por ello, el fumar o el beber es un primer aprendizaje. Este, se da de manera involuntaria. Por ejemplo, el que bebe, lo hace ante el estímulo del licor. Pero si acompañas la acción de beber con la acción de fumar, estás incorporando un nuevo estímulo. Dado, que fumar por sí solo no representaba nada para el bebedor. Hasta que se relacionó con la bebida.

Ya, fumar pasó a ser un estímulo condicionado a la bebida. A partir de entonces, el fumar o la sensación de hacerlo te conducirá a la necesidad de beber. Así, la relación de beber y fumar permanecerá asociada.

Beber y fumar

 

 

 

 

 

 

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